Ramón Leonidas es prestador de servicios integrales en la zona rural de Misiones, un oficio que abarca desde la macheteada de yerbales hasta el transporte de la cosecha de yerba mate al secadero. “Estoy unido a la gente del campo hace 16, 17 años. Nací y me crié en la chacra”, afirma con orgullo y sin vueltas.
Su trabajo no tiene un solo nombre: machetea, planta, cosecha, organiza tareferos, carga yerba, transporta la producción. Lo que haga falta en la chacra, Ramón lo hace. “Es un servicio completo, desde lo que el colono necesite hasta que la yerba llega al secadero”, explica.
Aunque su vínculo con la yerba viene desde siempre, hace unos 13 o 14 años que se dedica a prestar servicios de forma integral. “Todo surgió por la confianza, por hacer bien las cosas. Si trabajás con respeto, te llaman de nuevo”, dice, revelando la importancia del compromiso y la palabra en su oficio.
Durante la época de cosecha, la jornada de Ramón comienza antes de las 4 de la mañana y puede terminar cerca de la medianoche. “Depende cuánta yerba hay, cómo está el secadero, cómo están los tareferos. Se trabaja hasta que se termina”, relata. Ramón también trabaja como tarefero, una de las tareas más duras del circuito yerbatero. “Hay que empezar con ánimo, cuidar la planta, hacer buenos cortes, procurar que rinda. Si no rendís en kilos, no vivís”, comenta, dejando claro lo exigente del trabajo físico.
MM
Su trabajo no tiene un solo nombre: machetea, planta, cosecha, organiza tareferos, carga yerba, transporta la producción. Lo que haga falta en la chacra, Ramón lo hace. “Es un servicio completo, desde lo que el colono necesite hasta que la yerba llega al secadero”, explica.
Aunque su vínculo con la yerba viene desde siempre, hace unos 13 o 14 años que se dedica a prestar servicios de forma integral. “Todo surgió por la confianza, por hacer bien las cosas. Si trabajás con respeto, te llaman de nuevo”, dice, revelando la importancia del compromiso y la palabra en su oficio.
Durante la época de cosecha, la jornada de Ramón comienza antes de las 4 de la mañana y puede terminar cerca de la medianoche. “Depende cuánta yerba hay, cómo está el secadero, cómo están los tareferos. Se trabaja hasta que se termina”, relata. Ramón también trabaja como tarefero, una de las tareas más duras del circuito yerbatero. “Hay que empezar con ánimo, cuidar la planta, hacer buenos cortes, procurar que rinda. Si no rendís en kilos, no vivís”, comenta, dejando claro lo exigente del trabajo físico.
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