Ha tocado a rebato Isabel Díaz Ayuso: “Hay que poner pie en pared, perder el miedo a complicarnos la vida, abandonar la zona de confort y salir del armario para oponerse al ‘sanchismo’ que está arruinando España”.
El mensaje va dirigido esencialmente a su partido y de refilón a todo el centroderecha español, incluidos por supuesto los medios no amarrados al pesebre de La Moncloa.
Perfecto, Isabel de mi vida, pero cómo es posible que en la semana en el que la amante pagada de un ministro confiesa al juez que cobró de dos empresas públicas sin ir a trabajar, no se hable de la corrupción del Gobierno socialcomunista, sino de si Carlos Mazón llegó 20 minutos antes o después.
Que el popular Mazón y las trágicas consecuencias de la ineptitud de los políticos frente a la DANA son un tema, parece fuera de toda duda.
Pero de ahí a que eclipse algo tan jugoso, tan morboso y tan relevante como el puterío del PSOE, los tórridos encantos de Jésica y la prevaricación de un par de ministerios, va un trecho largo.
Y sólo se explica apelando a la miopía, incompetencia y estupidez congénita del PP en materia de comunicación.
Desde Feijóo al último concejal de popular deberían estar repitiendo que el Gobierno del marido de Begoña pagaba con el dinero de todos los servicios de una prostituta de lujo, para que disfrutara el número 2 del PSOE, quien por cierto tiene ya un pie en la cárcel. Pero no, los populares y sus terminales mediáticas andan debatiendo sobre Mazón.
Ayuda a entender tanta torpeza echar un vistazo rápido al tipo de periodismo que se mima y alimenta desde Génova 13.
Seguro que están al tanto de la patochada montada por una recua de corresponsales parlamentarios, este 26 de febrero de 2025, sobre a la escalinata del Congreso de los Diputados.
Ese día, medio centenar de periodistas, pastoreados por Carlos Cué de El País y María Llapart de LaSexta, se reunieron entre los leones para protestar, bajo el lema “Señalar no es periodismo” y con el objetivo de que se expulse de la Cámara a Bertrand Ndongo, Vito Quiles y los escasos reporteros que se atreven a preguntar, lo que hay que preguntar, a Patxi López, a la de Bildu, a los golpistas catalanes y a los subordinados de Sánchez.
La concentración fue convocada por la adocenada Asociación de Periodistas Parlamentarios y contó en sus filas con Juan Fernández Miranda, adjunto al director del ABC, con Ana Martín, corresponsal política de El Debate, y con representantes de Europa Press, Antena 3, Telecinco, Onda Cero, El Confidencial’ o El Español de Pedrojota.
Estaba hasta Telemadrid y eso se lo tienen que hacer mirar Ayuso y sobre todo Miguel Angel Rodríguez.
Porque no protestaban contra la ‘Ley Mordaza’, cuyo anteproyecto con multas de hasta 600.000 euros para los ‘no adictos’ había aprobado unas horas antes el Consejo de Ministros.
Clamaban los pasmarotes contra ese reducido grupo de periodistas incómodos, que vemos en las ruedas de prensa y a la salida del Congreso haciendo preguntas que
El mensaje va dirigido esencialmente a su partido y de refilón a todo el centroderecha español, incluidos por supuesto los medios no amarrados al pesebre de La Moncloa.
Perfecto, Isabel de mi vida, pero cómo es posible que en la semana en el que la amante pagada de un ministro confiesa al juez que cobró de dos empresas públicas sin ir a trabajar, no se hable de la corrupción del Gobierno socialcomunista, sino de si Carlos Mazón llegó 20 minutos antes o después.
Que el popular Mazón y las trágicas consecuencias de la ineptitud de los políticos frente a la DANA son un tema, parece fuera de toda duda.
Pero de ahí a que eclipse algo tan jugoso, tan morboso y tan relevante como el puterío del PSOE, los tórridos encantos de Jésica y la prevaricación de un par de ministerios, va un trecho largo.
Y sólo se explica apelando a la miopía, incompetencia y estupidez congénita del PP en materia de comunicación.
Desde Feijóo al último concejal de popular deberían estar repitiendo que el Gobierno del marido de Begoña pagaba con el dinero de todos los servicios de una prostituta de lujo, para que disfrutara el número 2 del PSOE, quien por cierto tiene ya un pie en la cárcel. Pero no, los populares y sus terminales mediáticas andan debatiendo sobre Mazón.
Ayuda a entender tanta torpeza echar un vistazo rápido al tipo de periodismo que se mima y alimenta desde Génova 13.
Seguro que están al tanto de la patochada montada por una recua de corresponsales parlamentarios, este 26 de febrero de 2025, sobre a la escalinata del Congreso de los Diputados.
Ese día, medio centenar de periodistas, pastoreados por Carlos Cué de El País y María Llapart de LaSexta, se reunieron entre los leones para protestar, bajo el lema “Señalar no es periodismo” y con el objetivo de que se expulse de la Cámara a Bertrand Ndongo, Vito Quiles y los escasos reporteros que se atreven a preguntar, lo que hay que preguntar, a Patxi López, a la de Bildu, a los golpistas catalanes y a los subordinados de Sánchez.
La concentración fue convocada por la adocenada Asociación de Periodistas Parlamentarios y contó en sus filas con Juan Fernández Miranda, adjunto al director del ABC, con Ana Martín, corresponsal política de El Debate, y con representantes de Europa Press, Antena 3, Telecinco, Onda Cero, El Confidencial’ o El Español de Pedrojota.
Estaba hasta Telemadrid y eso se lo tienen que hacer mirar Ayuso y sobre todo Miguel Angel Rodríguez.
Porque no protestaban contra la ‘Ley Mordaza’, cuyo anteproyecto con multas de hasta 600.000 euros para los ‘no adictos’ había aprobado unas horas antes el Consejo de Ministros.
Clamaban los pasmarotes contra ese reducido grupo de periodistas incómodos, que vemos en las ruedas de prensa y a la salida del Congreso haciendo preguntas que
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