Muchas de las personas condenadas por su participación en los disturbios del 6 de enero de 2021 en el Capitolio tienen la esperanza de que Donald Trump les concede e indulto presidencial.
Derrick Evans, un ex legislador de Virginia Occidental que pasó tres meses en una prisión federal, cree que un indulto le «cambiaría la vida».
Evans es uno de los varios alborotadores que confían en que Trump cumplirá su reiterada promesa electoral de liberar a lo que él llama «los rehenes del 6 de enero».
A lo largo de su campaña, Trump ha descrito a los alborotadores como «patriotas» y «presos políticos», pero no ha llegado a prometer indultos generales.
En su lugar, sugiere revisiones caso por caso, diciendo: «Me inclino por indultar a muchos de ellos (...) No puedo decir por cada uno».
La campaña de Trump hizo hincapié en que las decisiones se revisarían «cuando esté de vuelta en la Casa Blanca».
La investigación federal sobre los sucesos del 6 de enero sigue activa, con cerca de 600 personas acusadas de delitos que van desde agresión a conspiración sediciosa.
Figuras destacadas como el fundador de Oath Keepers, Stewart Rhodes, y el líder de los Proud Boys, Enrique Tarrio, aunque no estaban dentro del Capitolio, recibieron condenas por organizar el caos.
Anticipándose al regreso de Trump, algunos acusados han solicitado audiencias aplazadas, con la esperanza de obtener clemencia.
Sin embargo, estas peticiones, como las de Christopher Carnell y Jonathan Peter Klein, han sido denegadas.
Mientras tanto, grupos marginales en plataformas como Telegram animan a sus partidarios a «pasar desapercibidos» hasta que se hagan oficiales los indultos.
Los críticos sostienen que los indultos socavarían el sistema de justicia y validarían la violencia política.
Wendy Via, cofundadora del Proyecto Global contra el Odio y el Extremismo, advierte de que los indultos masivos podrían enviar un mensaje peligroso.
Derrick Evans, un ex legislador de Virginia Occidental que pasó tres meses en una prisión federal, cree que un indulto le «cambiaría la vida».
Evans es uno de los varios alborotadores que confían en que Trump cumplirá su reiterada promesa electoral de liberar a lo que él llama «los rehenes del 6 de enero».
A lo largo de su campaña, Trump ha descrito a los alborotadores como «patriotas» y «presos políticos», pero no ha llegado a prometer indultos generales.
En su lugar, sugiere revisiones caso por caso, diciendo: «Me inclino por indultar a muchos de ellos (...) No puedo decir por cada uno».
La campaña de Trump hizo hincapié en que las decisiones se revisarían «cuando esté de vuelta en la Casa Blanca».
La investigación federal sobre los sucesos del 6 de enero sigue activa, con cerca de 600 personas acusadas de delitos que van desde agresión a conspiración sediciosa.
Figuras destacadas como el fundador de Oath Keepers, Stewart Rhodes, y el líder de los Proud Boys, Enrique Tarrio, aunque no estaban dentro del Capitolio, recibieron condenas por organizar el caos.
Anticipándose al regreso de Trump, algunos acusados han solicitado audiencias aplazadas, con la esperanza de obtener clemencia.
Sin embargo, estas peticiones, como las de Christopher Carnell y Jonathan Peter Klein, han sido denegadas.
Mientras tanto, grupos marginales en plataformas como Telegram animan a sus partidarios a «pasar desapercibidos» hasta que se hagan oficiales los indultos.
Los críticos sostienen que los indultos socavarían el sistema de justicia y validarían la violencia política.
Wendy Via, cofundadora del Proyecto Global contra el Odio y el Extremismo, advierte de que los indultos masivos podrían enviar un mensaje peligroso.
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