Es como el Flautista de Hamelin, pero en versión infantil y con vacas en lugar de ratones.
La música es universal. Lo saben hasta las vacas.
Y lo demuestra esta niña con su acordeón.
Le basta a la criatura ponerse a tocar y el rebaño acude en masa, y se planta curioso enfrente, para escuchar la melodía.
La música es universal. Lo saben hasta las vacas.
Y lo demuestra esta niña con su acordeón.
Le basta a la criatura ponerse a tocar y el rebaño acude en masa, y se planta curioso enfrente, para escuchar la melodía.
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Aprendizaje