Este domingo en Nigeria, decenas de personas han perdido la vida durante el rezo de Navidad en una oleada de atentados contra iglesias católicas. La secta islamista radical Boko Haram se ha responsabilizado de los ataques. Se sabe que al menos han estallado tres artefactos. El primero ha reventado la iglesia de Santa Teresa, a las afueras de Abuja, la capital del país. Los servicios de emergencias han rescatado una decena de cuerpos sin vida del interior del templo, pero testigos en la zona calculan que la cifra de muertos supera con creces ese balance. Poco después, otro estallido ha provocado el pánico en una iglesia católica situada en la localidad de Jos, en el centro del país. Una fuente oficial ha informado de que al menos ha muerto una persona. En los últimos días, la ciudad de Jos había recibido amenazas de los Boko Haram. El tercer ataque ha tenido como objetivo una iglesia de Gadaka, en el noreste del país, y ha causado heridas a varios vecinos de la región. El presidente del país, Goodluck Jonathan, cristiano originario del sur, ha calificado el incidente de "desafortunado" y ha declarado que los radicales Boko Haram no durarán "para siempre".
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