Es la cara oculta de la proliferación de armas de fuego en Estados Unidos: el numero real de niños muertos por bala está subestimado en las estadísticas oficiales.
Una tragedia que acabó con la vida de Bryson Mees-Hernández cuando no tenía más que 4 años. Fué a dormir en casa de sus abuelos. Allí se disparó una bala a la cabeza con una pistola que encontró debajo de la cama de la pareja. Su madre recibió de madrugada una llamada del hospital.
Frecuentemente es un niño el que mata a otro niño: Cameron Price de cuatro años murió cuando su hermano de seis apretó el gatillo de una pistola en una habitación de hotel en Luisiana en mayo del año pasado.
Según la investigación de AP-_USA Today_ entre enero de 2014 y junio pasado ha habido 326 muertes por disparos accidentales con niños implicados.
Bastante más que los datos que ofrecen las estadísticas oficiales estadounidenses. En 2014 el Centro para el Control de las Enfermedades informó de solo 74 casos frente a los 113 documentados por AP-USA Today.
El problema empieza a desvelarse en enero. El presidente estadonidense Barack Obama tomó medidas para endurecer el control de armas y fue terminante con el Congreso: o controlaba las armas o promulgaba una ley ejecutiva.
Hillary Clinton retoma el problema y lanza un guante a la cara de la industria armamentista encarnada en la Asociación Nacional del Rifle: “Ahora sabemos que el lobby de las armas es poderoso, yo creo que es el lobby más poderoso en Washington, y sabemos que algunos de los candidatos van a decir o hacer lo que sea para tenerlos contentos”.
Una referencia apenas velada a Donald Trump … y a la candidata demócrata le cayeron encima las huestes de la Asociación del Rifle que llamaron a cien millones de estadounidenses propietarios de armas a boicotearla en noviembre.
Una tragedia que acabó con la vida de Bryson Mees-Hernández cuando no tenía más que 4 años. Fué a dormir en casa de sus abuelos. Allí se disparó una bala a la cabeza con una pistola que encontró debajo de la cama de la pareja. Su madre recibió de madrugada una llamada del hospital.
Frecuentemente es un niño el que mata a otro niño: Cameron Price de cuatro años murió cuando su hermano de seis apretó el gatillo de una pistola en una habitación de hotel en Luisiana en mayo del año pasado.
Según la investigación de AP-_USA Today_ entre enero de 2014 y junio pasado ha habido 326 muertes por disparos accidentales con niños implicados.
Bastante más que los datos que ofrecen las estadísticas oficiales estadounidenses. En 2014 el Centro para el Control de las Enfermedades informó de solo 74 casos frente a los 113 documentados por AP-USA Today.
El problema empieza a desvelarse en enero. El presidente estadonidense Barack Obama tomó medidas para endurecer el control de armas y fue terminante con el Congreso: o controlaba las armas o promulgaba una ley ejecutiva.
Hillary Clinton retoma el problema y lanza un guante a la cara de la industria armamentista encarnada en la Asociación Nacional del Rifle: “Ahora sabemos que el lobby de las armas es poderoso, yo creo que es el lobby más poderoso en Washington, y sabemos que algunos de los candidatos van a decir o hacer lo que sea para tenerlos contentos”.
Una referencia apenas velada a Donald Trump … y a la candidata demócrata le cayeron encima las huestes de la Asociación del Rifle que llamaron a cien millones de estadounidenses propietarios de armas a boicotearla en noviembre.
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