Legalmente es posible desde hace 2014 cuando se convirtió en el primer país en no fijar una edad mínima a diferencia de Holanda, primer país en permitir la eutanasia, pero que limitó esta controvertida práctica a partir de los 12 años. El hecho de que Bélgica haya esperado más de dos años en aplicar la ley demuestra, según el presidente de la Comisión de Control de la Eutanasia, que está reservada a casos desesperados:
“Afortunadamente, son pocos los menores que se encuentran en fase terminal. Los doctores han utilizado un viejo método, concretamente, han sumido a la paciente en un estado de coma artificial hasta el final, lo que nosotros llamamos la sedación paliativa”, asegura Wim Distelmans.
La normativa establece que los menores deberán solicitar ellos mismos la muerte asistida en varias ocasiones, contar con el acuerdo de los padres y someterse a una evaluación psicológica.
“El hecho de que hayamos creado esa posibilidad permite que mucha gente, confrontada a enfermedades incurables, pueda hallar la paz porque ahora se dice: “puedo solicitar la eutanasia”. Eso no quiere decir que vayan a formular la petición, solo el hecho de que pueden hacerlo, algo que alivia a mucha gente”, explica el senador Jean-Jacques de Gucht.
Los supuestos que acoge la ley son muy restringidos: en caso de que los pacientes padezcan un “sufrimiento físico insoportable y su muerte a corto plazo sea inevitable”. El protocolo exige que se someta a una tercera opinión el caso de pacientes que no sufran una enfermedad terminal.
“Afortunadamente, son pocos los menores que se encuentran en fase terminal. Los doctores han utilizado un viejo método, concretamente, han sumido a la paciente en un estado de coma artificial hasta el final, lo que nosotros llamamos la sedación paliativa”, asegura Wim Distelmans.
La normativa establece que los menores deberán solicitar ellos mismos la muerte asistida en varias ocasiones, contar con el acuerdo de los padres y someterse a una evaluación psicológica.
“El hecho de que hayamos creado esa posibilidad permite que mucha gente, confrontada a enfermedades incurables, pueda hallar la paz porque ahora se dice: “puedo solicitar la eutanasia”. Eso no quiere decir que vayan a formular la petición, solo el hecho de que pueden hacerlo, algo que alivia a mucha gente”, explica el senador Jean-Jacques de Gucht.
Los supuestos que acoge la ley son muy restringidos: en caso de que los pacientes padezcan un “sufrimiento físico insoportable y su muerte a corto plazo sea inevitable”. El protocolo exige que se someta a una tercera opinión el caso de pacientes que no sufran una enfermedad terminal.
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