Roma es la gran superpotencia mundial de la época dominando casi toda Europa y el norte de áfrica, pero llega un momento en su gran tamaño es más una debilidad que una ventaja para el imperio romano. Mantener controlados a los bárbaros en una extensión cada vez mayor supone un alto coste tanto en soldados como en oro y tener al ejército desplegado en tan grande extensión lo debilita hasta el punto que el imperio romano termina por dividirse en dos imperios, el imperio de oriente que tendrá en Constantinopla su capital y el imperio de occidente que mantendrá a Roma como su capital. Cada uno de los imperios mantendrá su propio emperador y comenzarán a luchar entre ellos dejando a pueblos como los Godos atrapados en una guerra que Alarico aprovechará para llevar a los Godos hasta las puertas de la propia Roma imperial, asestando el primer gran golpe al poder eterno de la roma imperial.
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