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El cine mantiene una relación más densa con la ciencia de lo que uno puede imaginar. De hecho, se trata de una fusión entre la tecnologí­a y la mente humana desde el momento en que la imagen que percibimos no está hecha de seres humanos, sino de una luz modulada por lentes grabada en una cinta. No sólo eso, las técnicas narrativas son la manera más fácil de hacer la ciencia accesible a la gente, de que se entienda y recuerde. Algo que pocos directores de cine han sido capaces de apreciar.

David Cronenberg nunca separa la filosofí­a de la ciencia. En sus pelí­culas siempre intenta encontrar una comprensión de la condición humana e, inevitablemente, la ciencia se entrecruza en su camino.

La tecnologí­a es un intento de ampliación de nosotros mismos, por lo que la única tecnologí­a que existe es la humana. En la obra de David Cronenberg existe una fusión de la mente humana con las máquinas. Para este director de cine, de la misma manera que las máquinas están compuestas por diferentes piezas, el ser humano también está compuesto de piezas: los átomos, que se organizan en moléculas, en tejidos, y finalmente en órganos. La identidad queda así­ reducida a la acumulación de percepciones de cada una de esas piezas.

Con ocasión del Festival Cinematográfico de Sitges, David Cronenberg, director de pelí­culas como La Mosca o la reciente Spyder, se convierte en invitado de excepción de REDES y charla con Eduard Punset sobre la relación entre cine y ciencia

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