• la semana pasada
Corea del Sur se sumió en la confusión política cuando los legisladores iniciaron un procedimiento de destitución contra el presidente Yoon Suk Yeol tras su fallido intento de imponer la ley marcial.

La medida llega tras una noche de drama sin precedentes que ha sacudido los cimientos democráticos del país.

Yoon declaró la ley marcial alegando amenazas de «fuerzas antiestatales». La decisión supuso el despliegue de cientos de tropas en la Asamblea Nacional y helicópteros sobrevolando la capital.

Sin embargo, 190 legisladores de la oposición desafiaron las líneas policiales para convocar una sesión de emergencia, votando a favor de anular la orden de Yoon.

Horas más tarde, en medio de las crecientes protestas y la indignación pública, Yoon revocó abruptamente la declaración.

El Partido Demócrata, principal oposición de Corea del Sur, condenó las acciones de Yoon como «comportamiento insurreccional» y presentó una moción de destitución, acusándole de «delitos de rebelión».

El Parlamento, dominado por legisladores de la oposición, debe votar la moción, que requiere una mayoría de dos tercios para ser aprobada.

Kim Yong-jin, miembro del Partido Democrático, subrayó la urgencia de la situación y declaró: «No podemos permitir por más tiempo que la democracia se derrumbe».

El partido también pidió que se presentaran cargos penales contra Yoon, junto con el ministro del Interior, Lee Sang-min, y el ministro de Defensa, Kim Yong-hyun, tachándolos de conspiradores clave.

Miles de ciudadanos protestaron en Seúl al grito de «Arresten a Yoon Suk-yeol», mientras que el mayor sindicato de Corea del Sur anunció una huelga indefinida hasta que dimita el presidente.

Los principales colaboradores de Yoon, incluidos su jefe de gabinete y su asesor de seguridad nacional, han presentado su dimisión, aunque su destino sigue siendo incierto.

Yoon defendió su declaración de ley marcial como constitucional, argumentando que era necesaria para evitar trastornos económicos.

Sin embargo, sus críticos le acusan de intentar reprimir a la oposición en medio de un índice de aprobación récord del 17%.

Desde la aplastante victoria de la oposición en abril, la administración de Yoon se ha enfrentado a un bloqueo, incapaz de avanzar en su agenda.

Si se aprueba el juicio político, Yoon será suspendido y el primer ministro Han Duck-soo actuará como presidente en funciones.

El Tribunal Constitucional decidirá entonces la suerte de Yoon.

Si seis de los nueve miembros del tribunal confirman la destitución, Yoon será destituido definitivamente, lo que dará lugar a elecciones presidenciales anticipadas en un plazo de 60 días.

La última vez que se impuso la ley marcial en Corea del Sur fue durante la dictadura militar de la década de 1980.

La decisión de Yoon de invocarla ha suscitado duras críticas, y los analistas la describen como una amenaza sin precedentes para la democracia del país.

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