• el mes pasado
Son las 22.20 horas de este pasado martes. Las dos puertas correderas del furgón policial se cierran casi al unísono y un grupo de cinco efectivos de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional parte desde la jefatura provincial de Valencia hacia la zona devastada por la riada. Son agentes de élite procedentes de Granada, antidisturbios que usted vio cuando la previa de un partido de fútbol se puso fea por culpa de los radicales, cuando Cataluña ardió tras la sentencia del procés, cuando los narcos del Estrecho quisieron hacerse los amos de ciudades como La Línea de la Concepción.

Los movilizaron a las nueve de la mañana de este lunes. A las dos del mediodía ya estaban aquí. Muchos dejaron sus días libres, viajes programados, hijos en el colegio sin un último beso en la mejilla, sólo para venir a ayudar. "Estoy muy orgulloso de mis compañeros", cuenta Jorge Domínguez al equipo de EL MUNDO (un redactor y un fotógrafo) que se empotra con ellos. "Entre nuestros cometidos no sólo está el control policial. También tenemos que actuar en catástrofes humanitarias. Y esta lo es como ninguna otra", añade el inspector.

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00:00¡Madre que está!
00:08¿No puede con él?
00:10Está lleno de barro

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