• el año pasado
Audiolibro novela romantica
Transcripción
00:00Pensaba que en un futuro, esperaba que no muy lejano, ella dejara de tenerle miedo
00:04y pudieran llevar una vida plena como marido y mujer.
00:06Mientras tanto, sabía que su relación había empezado de la forma más equivocada.
00:12Ella tardaría en olvidar eso, pero estaba seguro de que, con paciencia y cariño, algún
00:17día sería capaz de suavizar los recuerdos de su primer encuentro.
00:20Lo que no sabía Keine, y Caroline, por apocamiento, se cuidaba mucho de evidenciar, era que no
00:26tenía nada que perdonarlo, al contrario.
00:29A pesar de que su porte arrogante y su actitud fiera eran cualquier cosa menos las de un
00:33caballero, sus actos sí que lo evidenciaban.
00:35Keine Black, irlandés, católico, dueño del estigma, el más infame local de juego
00:41y donde se cometían oscuros pecados, era a ojos de su esposa todo lo que se afanaba
00:45en ocultar.
00:46La había tratado como una dama merecía ser tratada.
00:50Se estaba responsabilizando de su fatal error, le había ofrecido una casa, cobijo, seguridad
00:55y un apellido para el bebé de ambos.
00:57Estos eran los auténticos actos nobles de un caballero, y no vestir a la última y mostrar
01:01de cara a la galería los más exquisitos y relamidos modales.
01:05Puede que en aquellos momentos Caroline sintiese algo de timidez y, por qué no reconocerlo,
01:10algo de miedo ante la nueva vida que se le ofrecía, y era incapaz de expresarlo con
01:14palabras, pero sí, confiaba en ese hombre de mirada azul.
01:17«Buenas noches», dijo él, interrumpiendo sus pensamientos, ajeno totalmente a lo que
01:22ella pensaba de él.
01:24Empezó a retirarse a su alcoba, cuando la voz de su esposa lo detuvo a medio camino.
01:28«¿Qué?»
01:30Él se volvió para mirar sus ojos almendrados.
01:32«Gracias».
01:35Sólo fue una palabra, pero sirvió para derretir algo del hielo que se había formado entre
01:38ambos.
01:39Vacilante, se volteó y dio un paso hacia ella.
01:42«Caroline», empezó a decir, «quiero que sepas que jamás volveré a hacerte daño.
01:48Quiero que confíes en mí, para lo que necesites».
01:51En ningún momento ella apartó la mirada de sus ojos de hielo, y asintió para darle
01:55a entender que lo creía.
01:56«Y yo te prometo que daré lo mejor de mí para ser una buena esposa».
02:01Sin poder evitarlo, Kane terminó de cubrir la distancia que los separaba y le levantó
02:04el mentón con el dedo índice, obligándola a seguir mirándolo.
02:08Con un gesto dulce y calculado le rozó los labios.
02:12El tierno beso no la sobresaltó, pero terminó antes de que supiera que había empezado.
02:15Y, de pronto, ambos sintieron que necesitaban más el uno del otro, que no deseaban separarse,
02:22pero ninguno de los dos lo expresó.
02:23«Si necesitas algo, grita, te oiré.
02:28Estoy detrás de esa puerta».
02:30Le guiñó el ojo, arrancándole una sonrisa.
02:33Dicho esto, se volvió para salir de la habitación, pero de pronto se paró como si hubiera olvidado
02:38algo.
02:39«Los invitados se han ido, no te molestarán.
02:42Sólo quedan Anthony y Alain, quizás desees unirte a nosotros mañana en el desayuno».
02:47Ella sintió.
02:48«Por supuesto.
02:50No son dados a los excesos, te caerán bien.
02:53Me gustaría que descansaras y te unieras a nosotros mañana.
02:57Quiero presentártelos como es debido y que los conozcas».
03:00Kane suspiró.
03:01«Faltará el peor de todos, Brandon, pero seguro que aparece cuando menos lo esperemos».
03:07Por como lo había dicho, parecía que ese amigo suyo sí tenía algo malo.
03:11«Me caerá bien».
03:13Preguntó, de pronto algo inquieta.
03:14«¿El qué más?
03:17Tiene modales refinados y es capaz de convertir en cuaquero al más ateo de los hombres.
03:21Te adorará».
03:23Caroline sonrió, aliviada.
03:24«Estoy deseando conocerlo».
03:28Caroline sintió lástima por el esfuerzo que Kane ponía en escoger las palabras, estaba
03:31claro que pretendía hacerle entender que no eran hombres sin cultura o educación.
03:36No sabía que a ella no le importaba nada de todo aquello.
03:39«Es tu casa, Kane, tus amigos siempre serán bienvenidos, y nada tengo que decir de cualquier
03:44persona que desee sentar a nuestra mesa».
03:47Él asintió, no muy convencido de que eso fuera cierto, aunque Caroline lo decía de
03:51todo corazón.
03:52«Hasta mañana, pues».
03:54«Buenas noches, Kane».
03:57Después de un último vistazo, él salió de la habitación, dejándola sola con un
04:01montón de sentimientos contradictorios que ni ella misma podía explicarse.
04:05Respiró todo el aire que había estado reteniendo en los pulmones y se acercó a la cama.
04:10Se sentó sobre el cobertor de seda y lo acarició.
04:13La llave pesaba en su mano, la sopesó y observó la puerta que separaba ambas alcobas.
04:17«Si necesitas algo, grita, te oiré.
04:21Estoy detrás de esa puerta».
04:23El corazón se le aceleró y casi gritó cuando la señora Salaman dio dos golpes antes de
04:27entrar en el dormitorio.
04:28«Vengo a ayudarla a desvestirse».
04:31Caroline respiró hondo.
04:33«Muchas gracias, señora Salaman».
04:36Tardaría en acostumbrarse a su nueva situación, pero una y otra vez sus ojos no hacían más
04:40que volar hacia la puerta cerrada con llave.
04:43CAPÍTULO XVI
04:45Nada más despertar, Caroline miró la puerta cerrada, para después centrarse en la llave
04:49que había dejado sobre la mesita de noche.
04:52Suspiró.
04:53Había descansado, y se sentía relajada y tranquila.
04:57No tardó en salir de la cama.
04:59Se aseó, y abrió el armario.
05:01Miró los preciosos vestidos y sintió que no los merecía, aún así, sonrió y escogió
05:06un bonito vestido de mañana, de tonos claros.
05:09No precisó la ayuda de la señora Salaman para peinarse y cuando estuvo convencida de
05:13que su apariencia era aceptable, abandonó su alcoba.
05:17Bajó la escalera para dirigirse al comedor para el desayuno, pero sintió una gran decepción
05:21al no encontrarse allí con su esposo.
05:23«Oh, señora».
05:25La señora Salaman se aventuró en el comedor con las manos juntas, en señal de disgusto.
05:30Se lo lamentó mucho, el señor tenía intenciones de unirse a usted en el desayuno, para presentarle
05:35a los señores Mendizábal y Garni en un ambiente más íntimo que la celebración de anoche,
05:40pero mucho me temo que están algo indispuestos.
05:42Caroline no supo si era por la forma contrita de decirlo o por la imagen que tuvo de esos
05:46tres truanes desmadejados sobre sillones orejeros por el exceso de alcohol, pero tuvo que disimular
05:51la risa.
05:52«No se preocupe por nada, señora Salaman, ayer fue un día de celebraciones».
05:57Dejó no reírse por la aflicción que mostraba la mujer.
06:00Si bien Keine le había asegurado que estaría tras la puerta, lo cierto es que no estuvo
06:04allí hasta bien entrada la madrugada.
06:07Lo supo porque, al regresar, la despertó el sonido de una silla al volcarse y el improperio
06:11de alguien que se dio con los dedos desnudos contra un mueble que de seguro no debería
06:15estar ahí.
06:16«Vamos a fingir que es un día festivo y no molestemos al señor y a sus invitados
06:19con las obligaciones cotidianas».
06:22La señora Salaman al ver la buena disposición de la señora se quitó un peso de encima.
06:26«Lo cierto es que empinaron un poco el codo», dijo en un susurro.
06:29«Me hago cargo».
06:32Ambas rieron.
06:33«No obstante, tengo el estómago bien asentado por primera vez en días y un hambre feroz».
06:38«Por supuesto».
06:40Dijo llena de dicha la señora Salaman.
06:42«Tengo todo lo que pueda desear».
06:44«Pues adelante con todo», dijo riendo.
06:48Se sentó en el extremo de la mesa que solía ocupar y dos sirvientes se deshicieron en
06:51venias para ofrecerle cualquier capricho que pudiera apetecerle, pastelitos de crema, té
06:56de cualquier procedencia, pan con las confituras más exquisitas y variadas.
06:59«Oh, señora Salaman, felicite a la cocinera por los pastelillos de crema.
07:05Nunca he probado nada igual».
07:07La mujer sonrió hasta que le dolieron las mejillas.
07:10«Se alegrará mucho de oírlo».
07:12Caroline comió hasta que no pudo más y después se retiró a leer a la salita cerca del invernadero,
07:17donde el sol de la mañana la calentó mientras ponía los pies en alto.
07:21Tranquila y saciada, pensó que si todos los días eran como aquel, no podría desear nada
07:25más en el mundo.
07:26No obstante, el día no había hecho más que empezar.
07:29A la hora de la comida, la señora Salaman fue a buscarla.
07:33«Señora, la comida se servirá en media hora, ¿quiere cambiarse?»
07:38Caroline la miró debatiéndose entre hacerlo o no.
07:40«Lo cierto es que creo que no estoy nada mal para la comida, y el cambiarme de vestido
07:44sería un esfuerzo innecesario dado mi estado».
07:47Se había adormecido bajo la luz radiante del sol de la mañana y, aunque volvía a
07:51tener hambre, no era de su gusto despojarse de un vestido del todo apropiado para ponerse
07:55otro igual de elegante.
07:57Pues si algo era su guardarropa, era lo mejor que Kane hubiese podido comprar, en la isla
08:02o en el continente.
08:03Entonces, avisó a su esposo de que se reunirá en breve con él y sus invitados.
08:08Caroline abrió la boca y, al escuchar la palabra esposo, asintió, todavía ciertamente
08:13desconcertada de que ella fuera esposa de alguien.
08:16Pero claramente lo era, sus recuerdos del día anterior así se lo decían.
08:21Y se sentía bien, feliz, dichosa, deseosa de comenzar su nueva vida.
08:26«Enseguida, señora Salaman».
08:28Complacida por la respuesta de su señora, la mujer se marchó hacia la misión de anunciar
08:32que podían esperar en breve la aparición de la nueva señora Thornton.
08:36Cuando Caroline se encaminó hacia el comedor, desde lo alto de la escalera se escuchaban
08:40las risas de los hombres, al parecer se habían recuperado favorablemente de los desmanes
08:44de la noche anterior.
08:46Se percató, como no podía ser de otro modo, de que los amigos más íntimos de Kane eran
08:51los que la noche anterior habían causado más alboroto.
08:54Desde la puerta entreabierta podía ver a los tres hombres lanzarse pullas, riendo a
08:57mandíbula batiente y golpeándose en el hombro o el pecho, según lo que primero encontraran.
09:03No se había servido todavía la comida, pero las tres copas que sobrevolaban la mesa estaban
09:07llenas.
09:08Kane fue el primero en reparar en su presencia, y la anunció cuando ésta abrió la puerta
09:12y entró en el comedor.
09:13«Señores, mi esposa».
09:16Dos cabezas se inclinaron ante ella.
09:19Uno era rubio como el sol y con la postura del arcángel Gabriel, el otro un diablo de
09:22ojos azules y pelo oscuro como el ala de un cuervo.
09:25«Señora, es un placer.
09:28Este libertino impenitente es Antonio Mendizábal», le señaló su esposo.
09:32«Aunque aquí lo llaman Anthony.
09:33Trabaja, bueno, dejémoslo en que trabaja más honradamente que yo y por tanto es digno
09:39de tu respeto, querida mía».
09:41Ella lo miró sin saber muy bien si era o no una broma.
09:43«Es un placer conocerle, señor Mendizábal.
09:48Llamadme Anthony, por favor».
09:50Ella sintió ruborizada cuando el hombre se alejó de su lugar y fue a su encuentro.
09:54Le besó los nudillos y se demoró demasiado en retirarse.
09:57«Lamento no haber podido felicitaros como era debido, permítime hacerlo ahora, y desearos
10:02toda la felicidad que una hermosa mortal pueda tener junto a ese demonio».
10:06Keynes suspiró y Caroline se puso a reír por lo que supuso era una broma.
10:11Entonces el otro hombre lo empujó amistosamente hasta ponerse en la misma posición en la
10:14que su predecesor había estado segundos antes.
10:17«Yo soy Alain Garni, señora», a sus pies.
10:21Inclinó la cabeza y le besó la mano y también tardó demasiado en soltársela, haciendo
10:25que las mejillas le ardieran.
10:26«Bueno, ya es suficiente».
10:29El tono con que su marido pronunció esas palabras solo la sobresaltó a ella.
10:34Al parecer su enfado era el objetivo de sus dos amigos.
10:36«Os agradeceré que a partir de ahora os guardéis vuestras galanterías para otras
10:40damas, la señora Black no las necesita».
10:43Los dos hombres quitaron la sonrisa que lucían de su semblante.
10:47Caroline parpadeó como si no acabara de entender la broma.
10:49«Señora Black», dijo Anthony mirando fijamente a Keynes.
10:54«Debe de ser una broma», se aventuró a decir Alain.
10:57«Una muy mala.
10:59Señora Black».
11:00Anthony cambió su semblante y volvió a estar risueño.
11:02«Y un cuerno.
11:05No pienso llamarla así.
11:06La llamaré señora Güite.
11:09Señora Güite».
11:10Alain saboreó la palabra en sus labios.
11:12«Me gusta, ¿acaso no es una blanca flor delicada?».
11:16Al decir aquello se acercó un poco y la cogió de la mano para volver a besársela.
11:19«No entiendo», dijo ella algo coibida.
11:22«Se acabó».
11:24exclamó su esposo, visiblemente contrariado.
11:27«Será mejor que os comportéis o tendréis que salir de esta casa, quien sabe si por
11:31la ventana.
11:32Por favor, señores, río Caroline.
11:36Siéntense, la comida se servirá enseguida».
11:40Keynes miró mudo a su esposa.
11:42La perfecta anfitriona, la alabó Anthony.
11:44«Oh, señora Güite, nos encantaría».
11:48Keynes fingió montar en cólera ante la recurrente broma de Anthony.
11:51«La llamarás señora Thornton.
11:53No haré tal cosa, pero por no disgustar a tu bella esposa, simplemente la llamaremos
11:58hermosa.
11:59¿Pueden llamarme Caroline?»
12:01dijo ella, algo confundida.
12:02Keynes resopló.
12:04«¿Has visto qué rápido hemos solucionado todo este asunto?»
12:08dijo Alain.
12:09«Caroline, nos encantaría quedarnos, pero solo si tu esposo cambia su agrio carácter».
12:15Miró a Keynes, que se había puesto de mal humor.
12:17«Sí, de hecho, nos quedaremos, ¿verdad que sí, Anthony?»
12:22«Por supuesto, no cada día se casa uno de nuestros amigos y tenemos la suerte de podernos
12:27burlar de él.
12:28Lo que me extraña es que el bribón haya tenido tanta suerte de encontrar a alguien
12:32que lo aguante».
12:33Keynes intentó ignorar las puyas y casi lo consigue.
12:36Tomó a Caroline del brazo y la escoltó hasta su asiento.
12:40Esta vez a su derecha, donde podía tenerla cerca.
12:43Caroline enrojeció, avergonzada de una manera agradable ante los cumplidos de sus amigos.
12:48Al acabar la comida se había hecho una buena idea de cómo eran esos hombres.
12:52Hombres valientes forjados en la guerra de Crimea, a la que habían hecho una velada
12:56referencia hasta que se dio cuenta de que les ensombrecía la mirada.
13:00Eran amables con los que lo eran con ellos, fieles a sus amigos y, unos apuestos granujas.
13:05«Me gustan tus amigos», le dijo Caroline, tras la comida, mientras él la escoltaba
13:10fuera del salón.
13:11«Espero que no más que yo».
13:13«Nadie me gusta más que tú», quiso decirle, pero sin embargo apretó los labios en una
13:17tímida sonrisa y agachó la cabeza.
13:20Keyne malinterpretó el gesto y se sintió algo derrotado.
13:23«Ve a descansar», la animó.
13:25«Yo subiré más tarde para ver cómo te encuentras».
13:28«Gracias», respondió ella.
13:31Keyne parecía no querer dejarla marchar, entonces volvió a preguntar.
13:34«¿Deseas algo especial para la cena?
13:38¿Algún antojo?»
13:39A Caroline le habría gustado decirle que se moría por probar el chocolate, pero simplemente
13:43negó con la cabeza.
13:44«Tengo todo lo que cabría desear», respondió.
13:48Keyne se inclinó y la besó en la mejilla.
13:51Ella lo miró después del afectuoso gesto, pero no encontró sus ojos.
13:55«Subiré más tarde para ver cómo te encuentras».
13:58Keyne ya se alejaba y no sabía exactamente qué habría querido decir con esas palabras.
14:03Significaban que acaso la visitaría esa noche en su alcoba a pesar de que le había dado
14:06la llave.
14:08CAPÍTULO 17
14:10Esa noche Keyne no entró, ni ninguna de las otras noches que siguieron a aquella.
14:14Con el paso de los días, antes de irse a dormir, Caroline miraba con más intensidad
14:18la llave que tenía sobre la mesilla de noche.
14:21No la había utilizado, pero quizás si lo hacía, si dejaba la puerta abierta, si a
14:26Keyne se le ocurría girar el pomo, fuera posible que lo tomara como una invitación.
14:31Pero era incapaz de hacer algo así.
14:33El solo hecho de pensarlo la ruborizaba hasta las orejas.
14:36Se tapó la cabeza con el cobertor, como si con ese simple y absurdo gesto pudiera ocultar
14:41su rubor, a pesar de encontrarse a solas y a oscuras.
14:44«Oh, Caroline.
14:46Eres una cobarde».
14:48Dio otra vuelta en la cama y se abrazó a la almohada.
14:51Suspiró y ahogó un gemido contra el mullido cojín de plumas de ganso.
14:55Era demasiado tímida, demasiado insegura como para mostrar su interés de forma tan
14:59descarada.
15:00Interés.
15:01Volvió a gemir.
15:02Sí, reconocía que estaba interesada en que él la visitase en su alcoba.
15:07Sentía la necesidad de ser abrazada por su esposo, quería notar su cercanía.
15:12Sentir sus besos, sus caricias, sus atenciones.
15:16Pateó el colchón, quitándose esos pensamientos de la cabeza.
15:20Reconocía que convivir con Keyne Black se había vuelto indispensable para ella.
15:24Este hombre, su cercanía, no sólo le calmaba el ánimo, también la hacía sentirse querida,
15:29en paz.
15:30Además, reconocía que se sentía atraída por esa mirada azul y ese rostro de Rictus
15:35Peligroso.
15:36Oh, ojalá fuera capaz de expresar sus sentimientos, o si decírselo era ser demasiado descarada,
15:42al menos deseaba no sentirse una estúpida cada vez que se ruborizaba en su presencia.
15:46Después de una frugal cena, de nuevo al tocar la noche, se había retirado a descansar.
15:52No era imposible conciliar el sueño.
15:54Habían pasado un par de semanas desde la boda.
15:57Y debía decir que el tiempo corría veloz en aquella casa, quizás porque Keyne se encargaba
16:01de quitarle todas las preocupaciones, no debía hacer absolutamente nada más que respirar
16:05y sentirse tranquila.
16:07Si quería chocolate, tenía el mejor.
16:10Si había dicho que le dolía la espalda, tenía a su disposición los mejores ungüentos y
16:14remedios, y como había comentado que amaba las flores, cada día había flores silvestres
16:19en su alcoba, que Karoline no tenía ni idea de dónde Keyne la sacaba.
16:23El buen humor de su esposo por las mañanas y siempre que la veía era motivo de bromas
16:26mutuas y poco a poco se iba relajando en su presencia, hasta que sus encuentros se volvieron
16:31algo que anhelaba.
16:32Deseaba verlo porque le hacía reír.
16:35Y ese fue un hecho que la sorprendió.
16:37No creía que nadie la creyera si decía con convicción que Keyne Black era un hombre
16:41bromista y de carácter afable.
16:42No, nadie creería que un hombre apodado el Demonio Irlandés pudiera ser alguien tan
16:47maravillosamente atento.
16:48Suspiró, porque lo extrañaba.
16:52Sabía que, a esas horas de la noche, él estaría trabajando en el club.
16:55Y sí, se sorprendió echándolo de menos, anhelaba estar en su compañía.
17:01Se dio la vuelta en la cama por enésima vez y se colocó de lado, su vientre, aunque ligeramente
17:05abultado, parecía tener una bella forma que no acababa de delatar su estado.
17:09Suspiró.
17:11Lo echaba de menos.
17:13Ya no tenía amigas en la ciudad y a sus parientes prefería tenerlos más lejos que
17:16cerca, Keyne se había convertido en toda su compañía.
17:20Claro que estaba la señora Saalamani el servicio, pero, era a Keyne a quien anhelaba ver.
17:25Por las noches se despertaba pensando en él y su mente se enredaba en lo que ambos podrían
17:29decirse en el desayuno y después a la hora de comer.
17:31Eran, aparte de la cena, los dos únicos momentos del día en los que estaban juntos, pues Keyne
17:37era un hombre muy ocupado.
17:39Ese era el único punto que la ponía intranquila.
17:42Su esposo llegaba bien entrada la noche, de madrugada o al amanecer, y ella se preguntaba
17:46si eran suficientes tan pocas horas de sueño.
17:49Hubo un día en especial que durmió toda la mañana, privándola de su compañía en
17:53el desayuno, fue en ese momento en que ella pensó que tanto hacía en el club.
17:58Estaría con otra mujer.
17:59Se levantó de la cama asaltada por ese pensamiento que la poseyó por completo dejándola desvelada
18:03e intranquila.
18:05Esa noche Keyne se había marchado pronto del club.
18:08Había noches tranquilas, en las que su presencia no era necesaria, pero en la última semana
18:12se había dado cuenta de que rehuía volver a casa, más concretamente volver a su habitación
18:17vacía, sin la presencia de su esposa.
18:20Eran las dos de la madrugada y se sirvió otro whisky en el estudio, después acarició
18:24su inseparable libro de cuentas.
18:26La razón por la que no quería subir los peldaños que lo separaban de su cama vacía
18:29era que no quería ver esa condenada puerta cerrada.
18:33Una puerta que podría tirar abajo de una patada.
18:35Esa maldita muralla le recordaba que su esposa no quería pasar las noches con él, y eso
18:39lo hacía sentirse el peor de los hombres.
18:42No podía decir lo mismo de ella.
18:44Era toda dulzura y bondad.
18:46Junto a Caroline, era mejor persona.
18:48Reían, hablaban de cualquier cosa, pero cuando la miraba con intensidad, ella se azoraba
18:54y bajaba la vista, y todo se tornaba oscuridad para él.
18:58La anhelaba, la añoraba, se encendía cada vez que ella se humedecía los labios sin
19:02parar, cada vez que recordaba sus besos, dulces y pausados, el calor de su cuerpo,
19:07la suavidad de su piel.
19:08¡Oh, maldita sea!
19:11Dio otro sorbo de whisky y se recostó en el sillón, con la vista perdida en el labrado
19:15techo.
19:16En ese momento se juró que quemaría esa maldita puerta nada más fuera innecesaria.
19:21Con lujuriosos pensamientos aún en la cabeza, se sintió contrariado cuando escuchó unos
19:25pasos apagados avanzar sobre la alfombra del pasillo.
19:29Caroline había sido incapaz de dormirse.
19:31En medio de la cama, encendió una vela y con las dudas de si estaba haciendo lo correcto,
19:35se encaminó al estudio de su marido.
19:38Se paró en la puerta durante varios segundos que le resultaron una eternidad y tras suspirar
19:41hondamente llamó a la puerta.
19:44Mantuvo la respiración, temerosa de despertar su enfado, hasta que escuchó la voz de Keine,
19:49amortiguada por la robusta madera de la que estaban hechas las puertas dobles de su despacho,
19:53su lugar sagrado al que ella no había osado acudir anteriormente por iniciativa propia.
19:57—¡Adelante!
19:59Al recibir su consentimiento para entrar, abrió una de las hojas y asomó la cabeza.
20:04Se encontró con un Keine con la camisa desabotonada y la corbata deshecha sobre la superficie
20:08de su gran mesa de trabajo.
20:10Una pequeña lámpara de gas iluminaba apenas la estancia.
20:12Sin duda, había revisado los documentos que descansaban en sus manos, pero ahora, aunque
20:18lo sostenía, miraba hacia ella con total desconcierto.
20:21—¡Buenas noches!
20:24Keine se obligó a hablar cuando vio que ella no reaccionaba.
20:26—¡Ocurre algo malo!
20:29Se puso en pie alarmado, pero la sonrisa de Caroline lo tranquilizó de inmediato.
20:33Entonces frunció el ceño al verla descalza y con la punta del pie jugando con la alfombra
20:37de su estudio privado.
20:39Caroline dio un paso hacia él y por fin atravesó el umbral.
20:42Pensó en depositar la lamparita encima de una mesa lateral, pero se lo pensó mejor
20:46y no lo hizo, si se acercó un poco más, con timidez, pero la mirada cargada de osadía.
20:51—No, no ocurre nada malo.
20:54Yo solo, tengo hambre.
20:57Keine levantó una perfecta ceja.
20:58—Perdón.
20:59—Pastelillos de crema.
21:02Eso no hizo que la expresión de Keine cambiara hasta que vio que ella iba a marcharse sin
21:05haber conseguido su premio.
21:08Caroline se quedó deslizando los dedos de los pies por la fina alfombra que Keine había
21:11encargado especialmente en Kidderminster y miró de nuevo a su esposo detrás de su robusto
21:15escritorio imitación Luis XV.
21:18—Aguarda.
21:19Ella se dio la vuelta y lo miró, encogiéndose de hombros.
21:22Sabía perfectamente que en ese lugar no estaban dichos pastelillos, pero sí estaba
21:26Keine, y eso era lo que realmente estaba buscando.
21:30Pero por razones obvias, no iba a confesárselo.
21:33Tenía hambre, y quería pastelitos de crema.
21:36Keine se alzó de su silla de trabajo y se encaminó hacia ella.
21:40Una sonrisa se dibujó en la cara de su esposo y aquello contagió a Caroline, que también
21:44sonrió.
21:45—Entonces, es imperioso que tengas tus pastelillos de crema.
21:49Cinco minutos después ambos estaban asaltando la despensa de la señora Hingis, la talentosa
21:53cocinera de la casa.
21:55Para fortuna de Keine y el buen humor de Caroline, a la luz de un pesado candelabro, Keine encontró
22:00una fuente de pastelitos que había preparado la cocinera esa misma tarde, y nada más y
22:04nada menos que un bol con el sobrante de la crema pastelera.
22:08Keine rió ante la cara de absoluta felicidad que puso su esposa.
22:12Dejando el candelabro sobre la mesa de la cocina, Keine se deslizó de la despensa a
22:16ésta, con el tazón y la palangana ocupando ambas manos.
22:20—Aquí tienes.
22:21Caroline tomó una cucharilla y partió el pastelito por la mitad, pues era de buen tamaño.
22:25Keine se la quedó mirando y ella parecía vacilar ante el escrutinio.
22:29—No te gusta.
22:31Preguntó algo sorprendido.
22:32Mucho, se apresuró a decir mientras tragaba el contenido de la cucharilla que se acababa
22:37de llevar a la boca.
22:39Un gesto que a Keine le resultó sensual y atrevido, que tuvo que acomodarse en su asiento.
22:44Sabía perfectamente que ella no lo había hecho con esa intención, y eso precisamente
22:48era lo que le parecía más encantador.
22:50Acto seguido, viendo su cara de puro éxtasis, Keine tomó asiento en el otro banco que custodiaba
22:55la mesa enharinada de la cocina.
22:57Cuanto más alejado, mejor.
22:59—¡Oh, la señora Gingis es... increíble!
23:04Keine asintió muy complacido y encandilado ante los gemidos de placer que ella le regalaba
23:07cada vez que saboreaba la dulce crema.
23:10Cuando ésta se lamió el labio superior, tuvo que tomar aire, pues pensó que se quedaba
23:14sin oxígeno.
23:16Así es, Carraspeo.
23:18Mientras Caroline alababa las hazañas culinarias de la buena mujer, se lamía los bigotes como
23:22si fuera un gato.
23:23Así, en la intimidad de la cocina y viendo a la madre de su hijo chupar la cuchara, Keine
23:28no pudo hacer más que tragar saliva pensando que era la mujer más hermosa sobre la faz
23:32de la Tierra.
23:33El brillo dorado de las velas le confería un aura etérea, y esos ojos brillantes y
23:37llenos de felicidad le dieron a entender que esa muchacha era feliz con demasiado poco.
23:42Llevaba muchos meses pensándolo y a veces evitaba hacerlo, pero en ese momento Keine
23:46pudo reconocer que era un hombre afortunado por tener una esposa tan encantadora, buena
23:50y dulce, y por estar esperando un hijo.
23:53¿Qué tal sabe?
23:54La voz de Keine llegó cálida a los oídos de Caroline.
23:58Bien, respondió ella lamiendo de nuevo la cuchara después de haber apurado prácticamente
24:02todo el bol de crema.
24:04Keine se levantó del banco y rodeó la mesa hasta sentarse ahorcajadas en el que ocupaba
24:07su mujer.
24:09Puso un codo cerca del bol mientras la miraba intensamente chupar la cucharilla de plata.
24:13El deseo volvió a apoderarse de él y le encendió la piel.
24:17Por un instante a Caroline le costó respirar, las mejillas se le encendieron y desvió la
24:20mirada, que había clavado en los ojos azules de Keine.
24:24Era demasiado intenso observarlo tan de cerca.
24:27Era realmente consciente ese hombre del efecto que producía en ella.
24:31Por una parte, quiso creer que sí, y por la otra, hizo que se ruborizara aún más.
24:36Cuando Caroline volvió a chupar la cucharilla, Keine cerró los ojos y meneó la cabeza,
24:41dispuesto a quitarse esa imagen de la cabeza antes de estallar.
24:44Al volver a la realidad, se dio cuenta de que Caroline sujetaba la cucharilla frente
24:48a su boca, invitándolo a que la probara.
24:51Él acercó los labios y la probó.
24:52¿Sabe bien?
24:55Preguntó Caroline.
24:56Él asintió.
24:58Pero esta vez no apartó su mirada azul de ella.
25:00«Creo que sabría mejor de los labios de mi esposa».
25:04Keine sostuvo la cuchara en el aire y tragó saliva.
25:07Una vez más sus miradas quedaron entrelazadas y era imposible deshacerse de la sensación
25:10de quemazón en la boca del estómago.
25:13A Keine se le quedó crema en la comisura de la boca y ella se apresuró a limpiársela
25:16con los dedos, sin saber muy bien por qué, se la llevó a los labios y la succionó.
25:21Vio cómo Keine abría grande los ojos.
25:24Eso era más de lo que podía soportar un hombre.
25:26«Oh, señor, no hagas eso».
25:30Caroline se mordió el labio y Keine se inclinó sobre ella.
25:34No pudo decir nada más antes de que él la levantara del banco y la situara sobre la
25:37mesa de la cocina.
25:39El camisón se le había subido por encima de la rodilla cuando él la depositó sobre
25:42la superficie de madera.
25:45Caroline miró la fuente de pastelitos a su lado y el bol de crema vacío que Keine estaba
25:48a punto de tirar al suelo, tan concentrado estaba en hacer que sus manos acariciaran
25:52la superficie de la mesa, acercándose cada vez más al cuerpo de su mujer.
25:57Caroline contuvo la respiración cuando en silencio Keine se situó entre sus muslos.
26:01A pesar de la mirada intensa de su esposo, no retrocedió, incluso le salió a su encuentro
26:06cuando Keine se inclinó todavía más para tomar posesión de sus labios.
26:09«Caroline».
26:11Ella gimió como única respuesta.
26:14No pudo decirse que ese beso fuera ni romántico, ni dulce, aunque Caroline creyó que había
26:18pocas cosas tan dulces como los labios de Keine.
26:22Sabían a la crema que acababa de probar, y sintió que se derretía cuando las manos
26:25fuertes de él le apretaron los muslos y recorrieron su cálida piel hasta la cintura.
26:30Supo escapar un sonido entrecortado de la boca, con el cuerpo fuerte de Keine apretado
26:34contra ella, supo que la deseaba.
26:37Se estremeció cuando él profundizó el beso, al notar su lengua en la boca, Caroline soltó
26:41un jadeo y las manos se aferraron a sus hombros, con fuerza, como si fueran una tabla en medio
26:46del mar a la que agarrarse para salvar la vida.
26:48«Keine».
26:50La espalda de ella por fin cedió hasta quedar tendida sobre la mesa.
26:54Con una caricia calculada, Keine le levantó el camisón hasta la cintura y al poco le
26:58desató los lazos del escote, revelando sus níveos pechos y dejándolos a la merced de
27:02sus labios.
27:03Jadeó con más fuerza cuando un reguero de besos bajó desde el mentón, deslizándose
27:07por la garganta, hasta encontrar un sonrosado pezón.
27:11Si Caroline iba a protestar por la sorpresa, al final no lo hizo.
27:15Cierto que se sentía vulnerable, indefensa, totalmente expuesta a él, pero a la vez,
27:21deseada.
27:22«Caroline».
27:23Keine, jadeó cuando éste le besó de nuevo el cuello y la barbilla.
27:27Fue otro jadeo intenso y las piernas de ella subieron hasta apretar las caderas de su esposo.
27:31Lo deseaba, un calor intenso se asentó en su vientre, pero, eso le recordó que en él
27:36guardaba el tesoro más preciado para ambos.
27:39«No debemos», consiguió decir, entre jadeos de excitación.
27:43Aquellas palabras fueron para Keine como si le acabasen de echar un jarro de agua fría.
27:47«¿Por qué no me harás daño?», dijo ella sin aliento contra su boca.
27:52«No lo haré».
27:54Keine se apartó para que pudiera mirarlo a los ojos.
27:57Vio temor y duda en los de ella.
27:59«¿Crees que lastimaré al bebé?», preguntó, acariciándole la mejilla, comprendiendo su
28:04temor.
28:05«El médico dijo que no podíamos».
28:08Ella negó con la cabeza y tragó saliva.
28:10Le daba vergüenza ser clara, no sabía cómo decirle que deseaba los besos de su esposo,
28:15sus caricias, tocar su piel, sentir el placer que él era capaz de darle, pero que temía
28:20que podría dañar al bebé.
28:22Keine la miró a los ojos y una débil sonrisa afloró.
28:25Podía notar el aliento dulce de la crema contra su boca.
28:28Su esposa podría haberle mentido, decirle que era mejor no compartir el lecho, sin embargo,
28:33había descubierto que no estaba en su naturaleza mentir.
28:36«Caroline, si no me deseas.
28:39Te deseo».
28:40Era un hecho y no tenía por qué ocultarlo, pero dudaba.
28:44No quería ser lastimada de nuevo.
28:45«Entonces, solo dime que pare y juro que pararé».
28:50Keine miró los labios de Keine, y él sonrió como un depredador.
28:52«¿Me deseas?»
28:54dijo con triunfo.
28:55«Dios, esa mirada».
28:58Acababa de darse cuenta, esa mujer era más de lo que se había atrevido a soñar.
29:02La besó con una pasión creciente y ella le correspondió con creces.
29:06Las manos de Keine subían por su vientre.
29:09Su esposo le acarició la sedosa curva mientras no dejaba de ascender hacia sus pechos, buscando
29:13una caricia más íntima.
29:15De pronto sintió una sensación pegajosa sobre los pezones.
29:19Él depositó sobre ellos el excedente de crema que había aún en el cuenco.
29:23Con una leve mirada la hizo arder.
29:25El aliento de Caroline se entrecortó cuando Keine le succionó los pezones, lamiendo la
29:29crema con la que los había adornado.
29:32Los lamió y los besó una y otra vez, hasta que Caroline sintió que iba a enloquecer.
29:36El calor que se expandía por su cuerpo no tenía nada que ver con lo que hubiese experimentado
29:40antes.
29:41Keine aún llevaba puesta la camisa, tiró de ella hasta que dejó de estar atrapada
29:45dentro de sus pantalones ajustados.
29:47La sacó por la cabeza al tiempo que no apartaba la mirada de su torso.
29:51Ciertamente su esposo era poco menos que impresionante.
29:55Era como todos los poetas describían a los hombres, no sabía si su cuerpo tenía la
29:58proporción de ocho cabezas como el ideal clásico, pero que importaba eso cuando ella
30:02no podía abarcar sus pectorales con las manos.
30:06Lo acarició, explorándolo, bajo la atenta mirada de él.
30:10La dejó explorar todo cuanto quisiera, y para cuando sus manos se quedaron quietas
30:13sobre su vientre, en la cintura del pantalón, el corazón casi se le para.
30:17Caroline.
30:20Se inclinó más sobre ella, hasta hacer que la espalda de su esposa tocara la madera de
30:23la mesa.
30:25Volvió a besarle los pechos, y ella enterró las manos en su espeso cabello ondulado.
30:29La crema era para mí, gimió sintiendo de nuevo su boca sobre ella.
30:34Él no pudo menos que reír.
30:36No sabía si disculparse, su tono ausente le dio a entender que estaba demasiado ocupada
30:40devorándolo con la mirada como para preocuparse por su pequeño antojo.
30:44Le dio un beso suave y rápido en los labios y siguió sonriendo.
30:46— Vámonos de aquí.
30:49Ella contuvo la respiración al ver cómo la tomaba en brazos.
30:52Estaremos más cómodos en una cama.
30:55Subió los peldaños de la gran escalera de mármol y para cuando llegó a la puerta de
30:58su alcoba, la abrió con urgencia, de una patada.
31:02Caroline ocultó el rostro entre la suavidad del cuello de Kane y río por la vergüenza
31:05de entender que seguramente habrían despertado a parte del personal.
31:10Cuando la tumbó sobre la cama, le dio un casto beso en los labios y se apartó para
31:13cerrar la puerta que estaba abierta de par en par.
31:16Al volver junto a ella, a diferencia de lo que Caroline esperaba, se quedó a sus pies,
31:21contemplándola.
31:22Lo vio pasearse entre los postes de la cama, sin dejar de mirarla, su cuerpo apenas cubierto
31:27por el camisón.
31:29Caroline no se incorporó, nerviosa esperó a que él volviera a acercarse.
31:32— Eres una visión para mí, Caroline.
31:36Ella no respondió.
31:37No sabía qué decir.
31:40Solo sabía que su mirada azul era sincera, y que estaba cargada de un deseo que no hacía
31:43más que encenderla, como una brasa que ha sido abandonada a su suerte y recién despierta
31:47ante un soplo de viento.
31:49Se llevó una mano a los labios al ver cómo su esposo se descalzaba, quedándose solo
31:53con los pantalones negros que le llegaban bajo las rodillas.
31:56No pensó jamás que una imagen como esa hiciese que todo su ser temblase de arriba abajo.
32:01Se le escapó un gemido cuando vio cómo los músculos de sus hombros y pectorales se contraían
32:05al realizar algunos movimientos.
32:08Cuando finalmente se unió a ella en la cama, el peso de él hizo que se hundiera el colchón.
32:12La miró con intensidad y Caroline temblorosa apenas pudo abrir la boca para soltar un suspiro
32:16al tenerlo de nuevo tan cerca.
32:19Su calor, la suavidad de su piel, cómo sus músculos vibraban sobre ella, le cortaron
32:23la respiración.
32:25La mano de su esposo vagó por las formas de su cuerpo, aliviándola y al mismo tiempo
32:29haciéndola perecer cuando su tacto se marchaba a otro lugar, hasta que notó cómo cogía
32:33el dobladillo del camisón y lo subía lentamente sobre sus muslos, al tiempo que los dedos
32:37de él encendían su piel como los regueros de lava de un volcán.
32:41Tragó saliva al poner una de sus delicadas manos sobre el pecho bronceado de Keene.
32:45— No tengas miedo.
32:47Ella meneó la cabeza.
32:48— No lo tengo.
32:50Pero eso no era del todo cierto.
32:51Temblaba, quizás de anticipación, pero también del temor a lo desconocido.
32:57Le gustaba, y ansiaba todo lo que él le estaba haciendo, pero cómo sería hacer el amor
33:01con él, ahora que lo veía sereno.
33:04Y cómo sería para ella, sin el temor de sentirse perseguida o destrozada por la traición
33:08del que había considerado su prometido.
33:11Cuando Keene la besó con una ternura inaudita, Caroline lo correspondió con pasión.
33:15Abrió las piernas para él y lo sintió acomodarse sobre ella.
33:19Su completa erección estaba sujeta dentro de sus pantalones, pero Caroline le devolvió
33:23el beso con tanto ardor que no pudo menos que decidir hacer la suya.
33:27Había pasado casi cuatro meses sin una mujer.
33:31a la que era su esposa, a la que sería la madre de su hijo.
33:35Caroline lo enloquecía, no había otra explicación para lo que le hacía sentir.
33:39Estaba volviéndose cada vez más hermosa y cada vez le robaba un poco más de libertad,
33:43y debía admitir que no se sentía preocupado por ello, en absoluto.
33:47Lo único que deseaba mientras estaba lejos de ella era regresar a su lado.
33:51Lo había cautivado, hechizado, y él estaba conforme con ello.
33:56Las manos de Caroline subieron por su espalda, tocando cada músculo y haciéndolo gemir
34:01de deseo.
34:02Liberó su erección al tiempo que ella arqueaba la espalda y subía las caderas sin saber
34:05todavía muy bien lo que le esperaba.
34:07Kane vio su miembro hasta colocarlo en la hendidura de su esposa.
34:11Ella apretó los labios, un aguijonazo de miedo pasó frente a sus ojos, pero solo fue
34:15un segundo.
34:16«Si no te gusta pararé, pero déjame al menos».
34:20Ella lo miró a los ojos, tomando su rostro entre las manos.
34:24Subió las caderas a su encuentro y sintió como poco a poco se hundía en ella.
34:28El jadeo de Kane desgarró el aire.
34:30Caroline.
34:31Ella arqueó más la espalda y cerró los ojos ante la invasión, ante las sensaciones
34:35que él le provocaba.
34:37Kane le había prometido parar si no le gustaba, pero por Dios que por nada del mundo desearía
34:41que él se apartara de sus muslos.
34:44Cuando volvió a pujar más profundamente, las delicadas manos recorrieron su espalda
34:48hasta posarse sobre su cadera, que se movía al compás de las suyas.
34:52Sintió la presión en su interior, y le encantó.
34:55«Señor».
34:56Kane era grande, en todos los sentidos, la llenaba por completo, y sin embargo no le
35:01hacía daño.
35:02El placer le recorrió el cuerpo como fogonazos, calentándola hasta abrasarla.
35:07Necesitaba tenerlo más cerca, más profundo.
35:10Le envolvió la cintura con las piernas y él aceleró el ritmo.
35:14Cuando apoyó ambas manos al lado del cuerpo de su esposa, se dio cuenta de que aún llevaba
35:18el camisón, se lo arrancó sin miramientos y casi no aguanta el placer de tenerla desnuda,
35:22con la piel caliente contra la suya.
35:24«Oh, Caroline».
35:27Pujó una y otra vez, hasta que el ritmo se volvió frenético.
35:30Caroline jadeaba con la boca abierta de Kane.
35:33Con los ojos cerrados y la espalda arqueada, no podía dar a entender otra cosa que lo
35:37que sentía era un placer inconmensurable.
35:40Aquella visión era la más perfecta que Kane hubiera visto nunca y se juró volver a gozar
35:44de ella.
35:45«Oh».
35:46Caroline se agarró a los fuertes hombros de Kane.
35:49Sintió cómo su cuerpo se tensaba como un arco.
35:52Kane estaba a punto de liberarse, él lo sabía y su sonrisa de suficiencia le dejó claro
35:57a ella que no había nada que temer.
35:59Gimió escondiendo el rostro contra el pecho de él y no se dio cuenta de las marcas en
36:02forma de media luna que dejaba en los hombros de su esposo.
36:05«Kane.
36:07Déjate llevar».
36:08El ancho torso de él se apretaba contra los pechos de Caroline, haciendo que la sensación
36:12se volviera más intensa.
36:15Caroline no sabía exactamente a qué se refería, pero dejó caer la cabeza contra la almohada,
36:19a pesa de una fuerte sacudida, un espasmo que la hizo gritar.
36:23Sintió que sus músculos se contraían y apretaban con fuerza la carne de su esposo,
36:27aún pujante en su interior.
36:29«Kane».
36:31Introdujo una mano entre sus cuerpos y tocó el punto sensible que ella aún no sabía
36:34que existía.
36:35«Kane».
36:37Gritó su nombre cuando creyó que iba a partirse en dos.
36:40«A partir de ahora siempre será así», dijo entre jadeos.
36:43«Siempre, siempre».
36:46La penetró una y otra vez hasta que no pudo resistirlo más.
36:50Hasta que su propio cuerpo exigió la liberación.
36:51Kane había muerto y con ello había llegado al cielo.
36:55Estaba seguro, no podía haber otra explicación para ese placer, esa paz.
37:00Se incorporó sobre uno de los hombros y miró el plácido semblante de su esposa.
37:04Con suavidad despejó los mechones de pelo de la cara de Caroline.
37:08Estaba maravillosa, sonrosada y con un destello acuoso en la mirada.
37:11«¿Te hice daño?», preguntó, sabiendo que no había sido todo lo considerado que un
37:17buen marido sería ante la condición de su esposa.
37:20Para alivio de las preocupaciones de Kane, ella negó con la cabeza.
37:23«No».
37:25Él sonrió arrogante y ella levantó una ceja tal como lo hacía él, arrancándole
37:28una carcajada.
37:29«Esposa.
37:30¿Te estás burlando de mí?
37:33¿Cómo podría osar hacer tal cosa?»
37:36Caroline sonrió hasta mostrar sus dientes blancos como perlas.
37:38«Eso es un sí».
37:41La mano de Kane se deslizó por su mejilla y le besó el cuello, aún cálido.
37:44«Sí».
37:47Sonriendo contra su piel, la besó de nuevo para que supiera que no estaba, ni mucho menos,
37:51enfadado.
37:52Cuando él se apartó para poner el cobertor sobre sus cuerpos, se dio cuenta de que ni
37:56siquiera se había quitado los pantalones, mientras que ella, gloriosamente desnuda,
38:01se hacía un ovillo bajo la manta con que él la tapaba.
38:03«¿Te quedarás a dormir en mi cama?»
38:06Era una pregunta, sin lugar a dudas, pero hecha para que ella respondiera afirmativamente.
38:12Sonriendo asintió y a Kane le pareció sorprendente el alivio que sintió.
38:17Su esposa era sin lugar a dudas la mujer que él necesitaba.
38:19«De ahora en adelante espero que esa condenada puerta desaparezca».
38:23Ella dejó de sonreír.
38:24«No hará daño al bebé».
38:27Preguntó con arrugas de preocupación en la frente.
38:30Kane la miró conmovido.
38:31«No, mi amor.
38:33Eres muy grande».
38:35Él supo exactamente a qué se refería y sonrió con arrogancia.
38:37«No lo suficiente para llegar donde se encuentra él».
38:41Tocó el vientre de su esposa y sonrió.
38:44Su hijo iba a nacer fuerte, y si el apetito de sus padres se reflejaba en su vida, ciertamente
38:49traería de cabeza a más de una dama.
38:51Kane acarició su vientre con los dedos y luego extendió la palma hasta abarcarlo.
38:54«Entonces, todo será perfecto».
38:59Capítulo 18.
39:00Kane creía que todo sería perfecto, pero a medida que avanzaban las cosas parecía
39:04que la perfección no existía.
39:06No porque su esposa no lo fuera, porque a pesar de su recién descubierto genio, sus
39:11cambios de humor a causa del avance en su embarazo y los antojos, su mujer para él
39:15era perfecta.
39:16La más bella y perfecta dama que caminaba sobre la faz de la Tierra.
39:20Más bien le preocupaban otras cuestiones.
39:23Aunque debía reconocer que, si antes esos asuntos le provocaban rabia y mal humor, ahora
39:27los consideraba simples molestias que le impedían pensar en lo que realmente le importaba, su
39:31esposa y su hijo.
39:32¿Con qué podría sorprenderla esa tarde?
39:36Chocolate.
39:37Uvas pasas.
39:39¿Qué tal si enviaba a las señoras a Alamán a montar la tina con agua caliente?
39:42«Tu padre no contesta mis misivas».
39:45La profunda voz de Brandon hizo que dejara de mirar la ajetreada calle y se centrara
39:48en él.
39:49«No tiene con qué», respondió, algo molesto porque su progenitor le robase esos pensamientos
39:54tan agradables.
39:55«Pero eso me complace, está a mi merced».
39:59La risa de Brandon no se escuchó, pero sus ojos azules brillaron como zafiros cuando
40:03su sonrisa de rufián los reclamó.
40:06Sentado frente al escritorio de Keine, su amigo Brandon era como él, un hombre hecho
40:10a sí mismo, con un retorcido sentido del humor y sin compasión alguna para los que
40:14abusan de los más débiles.
40:15Como él, regentaba uno de los clubes más prósperos de la ciudad.
40:20No era un club respetable de caballeros, pues la respetabilidad no solía atravesar la puerta,
40:25pero eso le importaba un comino siempre y cuando llenara sus arcas.
40:27«Hace semanas que no se presenta a jugar», dijo Brandon, y Keine lo escuchó con atención,
40:33y si estaba allí, era porque su amigo tenía una información mucho más valiosa.
40:38Le prestó toda su atención.
40:39«¿Y bien?
40:41Dicen que van a casar a tu hermanita con un viejo millonario».
40:45Keine resopló y volvió a mirar por la ventana mientras fingía que todo aquel asunto lo
40:48aburría.
40:49«¿Eso dicen?»
40:51Brandon sabía desde hacía años, desde que se conocieron en un callejón oscuro e infectado
40:55de ratas, que la única meta clara en la vida de Keine era destruir a su padre.
40:59«Sí, eso dicen».
41:02Brandon se levantó y caminó hacia él rodeando la mesa, cuando lo hubo hecho se apoyó contra
41:06la robusta madera.
41:08Cualquiera que lo viera no pensaría que era el mayor taúr de todo Londres.
41:11Al igual que Keine, él vivía a su manera, pero con la diferencia de que Brandon sí
41:15era un noble, la sangre azul corría por sus venas, pero también guardaba oscuros secretos
41:20como las noches sin luna.
41:21«Tu hermana, según dicen, no está demasiado de acuerdo».
41:26De pronto, sintió como eso de repente lo desconformaba.
41:30«¿Y crees que esa información me importa por qué?»
41:33Mintió, pero se cuidó mucho de que Brandon lo descubriera.
41:36Arrastró la última vocal mientras miraba a su amigo de reojo.
41:39«¿Por qué no eres un desalmado que vende a chiquillas a viejos depravados y, por qué
41:43es tu hermana?»
41:44«Hermanastra», lo corrigió, sabiendo que no podía ocultarle nada a ese rufián de
41:49guante blanco.
41:50«Cambia eso algo».
41:53Insistió Brandon.
41:54«Sigues siendo una joven inocente».
41:56Keine se encogió de hombros y le contestó.
41:59«No le tengo más aprecio a mi hermana que a la florista de la esquina.
42:02No las conozco, no han hecho nada por mí, ni se han preocupado jamás de mi bienestar.
42:08¿Crees que debería preocuparme por el suyo?»
42:10Esta vez fue Brandon quien se encogió de hombros.
42:12«Si logra casarla antes de que venza el pago.
42:15Por eso, lo mandarás de inmediato a la cárcel de deudores».
42:19«Oh, vamos, Keine».
42:22Brandon pareció seriamente decepcionado.
42:24«¿Qué demonios te pasa ahora?»
42:27Keine gruñó y le permitió reírse de él sin que su actitud relajada lo ofendiera lo
42:30más mínimo.
42:31«Jamás pensé que precisamente tú no disfrutarías de un buen juego».
42:36Keine suspiró, el truco estaba en que él preguntaba de qué estaba hablando y Brandon
42:39soltaba un monólogo ensayado con bromas especialmente diseñadas para aguijonearle el orgullo.
42:43«Si no vas al grano, te descuartizaré.
42:47Dudo que lo hagas, río Brandon, pero por la amistad que nos une desde que éramos dos
42:51sinverbes, te diré que el conde prepara una gran fiesta que dará inicio a la próxima
42:55temporada».
42:57«Y en ella, se hará la presentación de tu hermana.
43:00Y eso es muy de mi interés».
43:02Brandon le golpeó el brazo con el dorso de la mano.
43:04«Vamos, juega con él, deja que venda sus muebles, sus reliquias.
43:10Deja que sus finanzas vayan agonizando y que yo».
43:13Brandon mostró su cara menos amable, la de un diablo dispuesto a quemarlo todo a su alrededor,
43:17«pueda aprovecharme de ello».
43:19Keine río apartándose de su amigo y avanzando hacia la mesilla de los licores.
43:23«Sabía que querías algo».
43:25En efecto, su amigo siempre quería algo, y sabía cómo sacar tajada de todo.
43:30Sus participaciones en un negocio muy lucrativo, se excusó Brandon.
43:34«Como socio, no podrá pagar y tendrá que vendérmelas a mí por un precio irrisorio.
43:39Si te las vende a ti, tendrá dinero para pagar los pagares.
43:43Y crees que su situación mejorará tanto como para evitar que vaya a la cárcel.
43:47Es posible.
43:49Pero tendrá que vivir en la miseria, ¿no?».
43:52Keine lo pensó y se percató de que Brandon parecía tener un plan.
43:54«¿Qué propones?
43:56¿Que me des unos meses, lo suficientes como para hacerme con ese negocio, volverlo a hundir
44:01en la miseria en mi club y entonces podrás ejecutar los pagares que tan generosamente
44:05me compraste?».
44:07Keine apuró la copa de whisky y volvió a mirar a Brandon.
44:10Dios sabía que daría su vida por ala himno Antoni, pero ¿acaso había un amigo que lo
44:14entendiera mejor que Brandon?
44:15«Te lo concedo.
44:16Sí.
44:18El entusiasmo de Brandon fue evidente y por eso supo que un hombre que únicamente se
44:22alegraba de sus maldades tenía un interés muy especial detrás de todo aquel asunto.
44:26A cambio me contarás por qué deseas tanto ese negocio».
44:30Brandon volvió a sentarse, pero esta vez lo hizo frente a la chimenea, y sus ojos azules
44:34se volvieron más oscuros mientras los nudillos de las manos palidecían al agarrarse con
44:38fuerza al reposabrazos de la silla.
44:40«¿Te lo contaré?
44:42Por supuesto».
44:43Keine alzó una ceja y jamás esperó escuchar las palabras que salieron de boca de su amigo.
44:48CAPÍTULO XIX
44:50Esa misma mañana, un lacayo iba caminando tras Caroline y la señora Salaman, con algunas
44:55cajas que contenían sombreros, zapatos y algún que otro vestido, todo lo que había
44:59sido capaz de cargar.
45:01El resto se lo llevarían a la mansión pasado el mediodía.
45:03«Creo que hemos saqueado medio Londres, señora Salaman», dijo Caroline, preocupada, mirando
45:10de reojo al criado, que estaba realmente acalorado.
45:13Sufría por él, pero la joven también sabía que pedirle que descansara, o que dejase que
45:18la señora Salaman lo ayudase, sería tomado como una afrenta.