• hace 2 meses
Le dio hasta en el carnet de identidad.

Iván, policía nacional, sacudió de lo lindo a Fernando Grande-Marlaska durante la entrega de los premios de la Fundación Policía Nacional celebrada en Sevilla.

El efectivo policial se marcó un discurso valiente que dejó descolocado, a buen seguro, al ministro del Interior.

Y es que el juez en excedencia tuvo que escuchar las penurias por las que atraviesan los agentes del Cuerpo Nacional de Policía

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Transcripción
00:00Somos Iván y Samuel. Como pueden comprobar, no somos personas sublimes ni
00:05extraordinarias, ni pretendemos serlo, pero sí somos policías nacionales, lo que tal
00:11vez nos convierte en un poquito más extraordinarios, queramos o no.
00:15No me digan que no es extraordinario ser al mismo día asesino, racista, marioneta
00:20del poder, abusador y de repente héroe. ¿Cómo caben en un solo uniforme tantos
00:25disfraces? Es extraordinario. Desear ser policía es inexplicable. Una
00:32pulsión profunda, diminuta, del tamaño de una ceniza, que en un chasquido del
00:37alma un día se inflama y arde para siempre. Unos fuegos artificiales que no
00:43serían reales, salvo porque sentimos latir más fuerte nuestro corazón. De esa
00:48forma es natural que nos enfademos en ocasiones con formas no correctas, cuando
00:53alguien intenta extinguirnos el fuego o matarnos el corazón. A fin de cuentas,
00:57cuando intentan arrancarnos la vocación e intentan arrancarla cuando un
01:03desalmado sobrepasa con su lancha de mayor potencia a la barquitula de
01:07sirgueras civiles. Cuando los narcos envisten sin miramientos el zeta de
01:12otros compañeros que les impiden la huida. Cuando un hombre o mujer intenta
01:16abrir la cabeza con un hacha a un policía o con un cuchillo o un palo o
01:21agredirle o escupirle y no pasa nada. Nada cambia. Más bien se idea la forma de
01:27quitarnos más autoridad todavía para dársela al criminal. No sea que ellos
01:31también se enfaden. ¿Pero por qué? Porque no quieren acabar con el mal y sí
01:36destrozar al bien. Denos cámaras corporales y verán cómo nos destrozan.
01:41Y el caso es que ser destrozados a nosotros nos da igual. Lo que nos molesta
01:46y nos hace enfadar es que la culpa haga la vida imposible a nuestra madre, que el
01:50miserable saque una navaja a nuestra hija para llevarse su móvil cuando vuelve
01:54de fiesta, o el canalla sin escrúpulos golpee a nuestro abuelo por la nuca para
01:59llevarse su pensión. El caso es, y ya casi termino, que no sólo en la policía sino
02:05que en los demás oficios, sobre todo aquellos que refieren un servicio público
02:08como determinadas autoridades, también en aquellos debería existir esa pulsión,
02:12esa vocación en materia de seguridad. Y yo me pregunto ¿por qué a veces nos da
02:18la sensación de que no la hay? A pesar de que estoy seguro de que todavía
02:22quedan hombres buenos y valientes. Hagamos de esto una crítica constructiva,
02:27porque alguna vez esto debe de cambiar, por su bien, por el nuestro y por el de
02:32nuestros seres queridos. Pidamos perdón. No prometo que se nos
02:36perdone. Es difícil perdonar cuando han arrancado la vida de nuestros maridos o
02:40nuestros hijos. Pero sí prometo que nuestras conciencias descansarán por fin.
02:45Levantemos la voz en las calles. Defendamos en los medios. Y luchemos con
02:50uñas y dientes en el Congreso, por favor, ministro, una ley fuerte que proteja al
02:54bien y estruje del cuello al mal y no al revés.
02:57Apóyennos con todos los medios. Déjennos trabajar y siéntanse orgullosos.
03:02Quería dar igualmente las gracias a la Fundación por el reconocimiento a la
03:06labor policial. Dar gracias a mi familia, a mi novia que
03:10me acompaña hoy. Apoyos importantísimos y sobre todo a los policías que
03:15dan la vida y han dado por todos nosotros. No los olvidamos.
03:19¡Viva la policía! ¡Viva el Rey! ¡Viva España!

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