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En el centenario del fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento, el presidente Raúl Alfonsín encabeza el acto en su homenaje. En su discurso, el mandatario exalta la figura del sanjuanino y fustiga la esterilidad de los debates en torno a su trayectoria política. Sentencia que la Argentina moderna es obra suya y defiende el apotegma sarmientino “civilización o barbarie”. Destaca las virtudes intelectuales del que define como el mejor escritor argentino, y acaso del mundo, del siglo XIX, y agrega que Sarmiento luchó por convertir a Argentina en una República democrática, tolerante, sin privilegios ni canonjías, con unión y esperanza. Pide que se lo estime en sus múltiples dimensiones y agrega que es el político que mejor ha entendido la fuerza de las mujeres en su rol participativo en la historia. Por otra parte, en un breve pasaje (4:28) hace referencia a los incidentes en la movilización que la CGT (Confederación General del Trabajo) había protagonizado dos días antes.

Crédito: Archivo Prisma

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Transcripción
00:00Hay que ensalzar a maestros, pero reiterando una y otra vez que era maestro de democracia y de igualdad, de derechos y garantías, de paz y de concordia.
00:15Hay que recordar que fue un gran político y un hombre del Estado, pero al servicio de los desposeídos y los débiles.
00:24Hay que recordar que fue acaso el mejor escritor de nuestra lengua en el siglo XIX y uno de los mayores del mundo.
00:34Hay que observar que engendró una cultura verdaderamente nacional sin hundirse en las xenofobias baratas y del Estado.
00:44Hay que comprender que fue terriblemente honesto con sus ideas y sus convicciones.
00:51Y hay que enterrar las mentidades y las trivialidades para advertir la mano en el corazón que Sarmiento justifica a la Argentina y que la Argentina, nuestra Argentina, justifica a Sarmiento.

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