Chismorrear y cotillear. La imprudencia al hablar
Ser prudentes y hablar en el momento apropiado. El valor de la prudencia
Las personas que son prudentes suelen ser personas reflexivas y discretas que se piensan muy bien lo que van a decir y que miden las consecuencias que pueden tener lo que van a decir. También, suelen ser personas muy empáticas que se ponen en el lugar de la otra persona para tratar de sentir el impacto que lo que se cuenta puede tener en esa persona.
Las personas prudentes también son muy educadas y valoran mucho el respeto y la lealtad. La timidez y la prudencia no son lo mismo aunque puede tener una cierta relación. El tímido, debido a su timidez suele ser prudente por esa condición pero puede que no lo sea por considerarlo un valor importante.
A una persona prudente le valora mucho mejor el resto de su entorno. Sabe que una persona discreta y es una persona a la que se le pueden confiar cierta información que no se daría a otro tipo de personas.
Gestionar ese intercambio de información no suele ser muy sencillo. Hay personas a las que les gusta destacar y utilizan cierta información "confidencial" para hacerse "valer". Pero esa forma de actuar suele pasar factura a la larga.
Patricia Ramírez, colaboradora habitual del programa de RTVE "A punto con la 2", nos ofrece los siguientes consejos para ser prudentes y enseñar a nuestros hijos a ser prudentes:
1. ¿Es el lugar apropiado para hablar? Por ejemplo, en el trabajo no sacar temas personales. O en una reunión social, como una boda, contar alguna información del trabajo o familiar que no viene al caso.
2. ¿Traiciono a alguien? ¿Soy desleal? Nos tenemos que preguntar si podemos molestar o traicionar a una persona que ha confiado en nosotros. No merece la pena hacerlo, entonces.
3. Contenido del mensaje. ¿Es muy íntimo lo que voy a contar? Cuidado con revelar intimidades. Los secretos de alcoba y otros íntimos mejor que sigan siendo secretos.
4. ¿Tengo permiso para contarlo? La información aunque no sea personal o íntima no siempre tiene porqué ser pública. Un nuevo negocio, un nuevo trabajo, un cambio de domicilio, una actividad social, un deporte, etc. puede que no le guste a la persona interesada que se sepa esa información.
5. No hablar por hablar. El silencio tiene mucho valor. El imprudente suele hablar de todo y más de la cuenta, en muchas ocasiones. Es importante saber escuchar y guardar silencio.
6. No dar opiniones o consejos que no nos han pedido. La gente imprudente suele aconsejar más de la cuenta. La prudente pregunta si necesita ayuda o quiere alguna sugerencia al respecto de un tema en concreto.
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Artículo relacionado: https://www.protocolo.org/miscelaneo/videos/chismorrear_y_cotillear_la_imprudencia_al_hablar.html
Puedes ver más artículos en nuestra web www.protocolo.org
Ser prudentes y hablar en el momento apropiado. El valor de la prudencia
Las personas que son prudentes suelen ser personas reflexivas y discretas que se piensan muy bien lo que van a decir y que miden las consecuencias que pueden tener lo que van a decir. También, suelen ser personas muy empáticas que se ponen en el lugar de la otra persona para tratar de sentir el impacto que lo que se cuenta puede tener en esa persona.
Las personas prudentes también son muy educadas y valoran mucho el respeto y la lealtad. La timidez y la prudencia no son lo mismo aunque puede tener una cierta relación. El tímido, debido a su timidez suele ser prudente por esa condición pero puede que no lo sea por considerarlo un valor importante.
A una persona prudente le valora mucho mejor el resto de su entorno. Sabe que una persona discreta y es una persona a la que se le pueden confiar cierta información que no se daría a otro tipo de personas.
Gestionar ese intercambio de información no suele ser muy sencillo. Hay personas a las que les gusta destacar y utilizan cierta información "confidencial" para hacerse "valer". Pero esa forma de actuar suele pasar factura a la larga.
Patricia Ramírez, colaboradora habitual del programa de RTVE "A punto con la 2", nos ofrece los siguientes consejos para ser prudentes y enseñar a nuestros hijos a ser prudentes:
1. ¿Es el lugar apropiado para hablar? Por ejemplo, en el trabajo no sacar temas personales. O en una reunión social, como una boda, contar alguna información del trabajo o familiar que no viene al caso.
2. ¿Traiciono a alguien? ¿Soy desleal? Nos tenemos que preguntar si podemos molestar o traicionar a una persona que ha confiado en nosotros. No merece la pena hacerlo, entonces.
3. Contenido del mensaje. ¿Es muy íntimo lo que voy a contar? Cuidado con revelar intimidades. Los secretos de alcoba y otros íntimos mejor que sigan siendo secretos.
4. ¿Tengo permiso para contarlo? La información aunque no sea personal o íntima no siempre tiene porqué ser pública. Un nuevo negocio, un nuevo trabajo, un cambio de domicilio, una actividad social, un deporte, etc. puede que no le guste a la persona interesada que se sepa esa información.
5. No hablar por hablar. El silencio tiene mucho valor. El imprudente suele hablar de todo y más de la cuenta, en muchas ocasiones. Es importante saber escuchar y guardar silencio.
6. No dar opiniones o consejos que no nos han pedido. La gente imprudente suele aconsejar más de la cuenta. La prudente pregunta si necesita ayuda o quiere alguna sugerencia al respecto de un tema en concreto.
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