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  • 7/3/2021
Aguerridos y fuertes, el Gobierno de Salva Kiir y los rebeldes de Riek Machar han encontrado en los cattle keepers unos poderosos aliados para defender sus fronteras. Los cattle keepers(cuya traducción literal significaría “ganaderos”) representan la casta más antigua y, en cierta medida, poderosa del país. En Sudán del Sur, matar a un hombre sin justificación está penado con tres meses de prisión y el pago de 31 vacas a la familia del asesinado; los matrimonios, igualmente, se conciertan con un número de vacas que depende de la posición social y de los atributos físicos de la novia. Nómadas, de más de dos metros de altura y supervivientes en las condiciones más extremas, los cattle keepers no temen a la muerte; sólo a que les roben sus vacas, invocan unos y otros, a la vez que les reparten armamento pesado.
El Gobierno compra armas a los principales productores mundiales: fundamentalmente a China, que también tiene derecho a la explotación de los yacimientos de petróleo sursudaneses. Norinco, empresa fabricante de material de defensa chino y de propiedad estatal, sería uno de los principales suministradores, según denuncia Amnistía Internacional. La ONU amenaza con un embargo de armas si el Ejército de Salva Kiir sigue violando algunos de los derechos fundamentales y atacando a la población civil. Los rebeldes, por el contrario, acuden al mercado negro: a pesar de pagar un precio más elevado, las tropas de Riek Machar no están condicionadas por las amenazas de embargo de la ONU. Investigaciones recientes de firmas como Conflict Armaments Research confirman lo que es un secreto a voces: Sudán, el tercer país africano en industria armamentística, vende parte de su producción a los rebeldes sursudaneses.
De este modo, el Gobierno de Jartum contribuiría a mantener vivo el conflicto, evitando la construcción de nuevos oleoductos y, en consecuencia, poder seguir refinando en exclusiva el petróleo de Sudán del Sur. Pero los rebeldes no son los únicos que recurren al mercado negro para comprar armas: este escenario de pobreza y conflicto es el propicio para el nacimiento de nuevos señores de la guerra. Con un puñado de hombres bajo su mando, recorren las zonas más aisladas del país atemorizando a la población civil.

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