Hola, ella es Clara. Hace un par de semanas cometió un error que casi arruina su vida. Esta es su historia.
Clara es bailarina de ballet. Sus padres están muy alejados del arte en general, pero a su abuela le encanta el teatro y el ballet. Cuando Clara tenía unos seis años, encontró un libro sobre ballet clásico en la biblioteca. Mientras pasaba las páginas y se perdía entre las imágenes de bailarinas, ella… se enamoró. Parecían tan… gráciles y ligeras y… ¡preciosas! Su abuela le mostró videos de “El lago de los cisnes”, y ese fue un punto sin retorno.
Sus padres intentaban ignorarla cuando hablaba sin parar de ballet, pero no hubo caso. Un mes después, tuvo una audición con una profesora de ballet. Le dijo que no tenía futuro, que era muy “pesada”. Al parecer eso no era cierto. Lloró todo el día siguiente, y sus padres la llevaron a una escuela de ballet a la que es superdifícil entrar. Los profesores la vieron y dijeron que había nacido para convertirse en bailarina. Pero tendría que esperar un par de años, ya que solo aceptaban niñas de ocho o más años.
Y sus padres estaban muy felices al respecto, estaban convencidos de que Clara se olvidaría del ballet en unos meses. Pero no tenían idea. Cada semana se obsesionaba más y más con el tema. Practicó millones y millones de “fouettés” frente al espejo de la sala.
Por supuesto, pasó su octavo cumpleaños aplicando para la escuela de ballet. ¡Y dijeron sí!
Fue ahí cuando todo comenzó. Clases casi todos los días, profesores con posturas perfectas y mucho por aprender.
Ahora tiene quince, sus últimos siete años han sido sobre ballet. A los doce, comenzó a vivir de lunes a viernes en los dormitorios de la escuela, dado que tenía una hora y media en auto desde su ciudad.
Bueno, quizá se metió en más detalles de los necesarios. Como sea, ya ha participado en muchas presentaciones y competencias de ballet. Y, por supuesto, comenzó a formar parte de los cuerpos de ballet, lo que significa que bailaba como parte de un grupo. Las chicas un poco mayores recibían los papeles de bailarinas principales o, como a sus profesores les gustaba llamarlas, “prima ballerinas”. Clara esperaba pacientemente su oportunidad de ser una de ellas.
Por fin ocurrió hace unos seis meses.
La gran obra del semestre sería “La bella durmiente”, de Tchaikovsky. ¿Y sabes qué? Eligieron a Clara para ser la prima ballerina. Estaba TAN feliz. Comenzó a entrenar el doble o el triple. Sabía que en diciembre su escuela competiría en uno de los concursos de ballet más prestigiosos.
Unas semanas después, la profesora anunció que participarían con nuestra pieza de “La bella durmiente”. Lo que significaba que… sip, estás en lo cierto: Clara sería la bailarina principal. Todo ocurrió al mismo tiempo… era como un sueño que se hacía realidad. Ni siquiera podía detenerse a pensar en el tipo de oportunidades que eso crearía para ella.
Cada a
Clara es bailarina de ballet. Sus padres están muy alejados del arte en general, pero a su abuela le encanta el teatro y el ballet. Cuando Clara tenía unos seis años, encontró un libro sobre ballet clásico en la biblioteca. Mientras pasaba las páginas y se perdía entre las imágenes de bailarinas, ella… se enamoró. Parecían tan… gráciles y ligeras y… ¡preciosas! Su abuela le mostró videos de “El lago de los cisnes”, y ese fue un punto sin retorno.
Sus padres intentaban ignorarla cuando hablaba sin parar de ballet, pero no hubo caso. Un mes después, tuvo una audición con una profesora de ballet. Le dijo que no tenía futuro, que era muy “pesada”. Al parecer eso no era cierto. Lloró todo el día siguiente, y sus padres la llevaron a una escuela de ballet a la que es superdifícil entrar. Los profesores la vieron y dijeron que había nacido para convertirse en bailarina. Pero tendría que esperar un par de años, ya que solo aceptaban niñas de ocho o más años.
Y sus padres estaban muy felices al respecto, estaban convencidos de que Clara se olvidaría del ballet en unos meses. Pero no tenían idea. Cada semana se obsesionaba más y más con el tema. Practicó millones y millones de “fouettés” frente al espejo de la sala.
Por supuesto, pasó su octavo cumpleaños aplicando para la escuela de ballet. ¡Y dijeron sí!
Fue ahí cuando todo comenzó. Clases casi todos los días, profesores con posturas perfectas y mucho por aprender.
Ahora tiene quince, sus últimos siete años han sido sobre ballet. A los doce, comenzó a vivir de lunes a viernes en los dormitorios de la escuela, dado que tenía una hora y media en auto desde su ciudad.
Bueno, quizá se metió en más detalles de los necesarios. Como sea, ya ha participado en muchas presentaciones y competencias de ballet. Y, por supuesto, comenzó a formar parte de los cuerpos de ballet, lo que significa que bailaba como parte de un grupo. Las chicas un poco mayores recibían los papeles de bailarinas principales o, como a sus profesores les gustaba llamarlas, “prima ballerinas”. Clara esperaba pacientemente su oportunidad de ser una de ellas.
Por fin ocurrió hace unos seis meses.
La gran obra del semestre sería “La bella durmiente”, de Tchaikovsky. ¿Y sabes qué? Eligieron a Clara para ser la prima ballerina. Estaba TAN feliz. Comenzó a entrenar el doble o el triple. Sabía que en diciembre su escuela competiría en uno de los concursos de ballet más prestigiosos.
Unas semanas después, la profesora anunció que participarían con nuestra pieza de “La bella durmiente”. Lo que significaba que… sip, estás en lo cierto: Clara sería la bailarina principal. Todo ocurrió al mismo tiempo… era como un sueño que se hacía realidad. Ni siquiera podía detenerse a pensar en el tipo de oportunidades que eso crearía para ella.
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