Han pasado 6 años desde el lanzamiento original de Ni No Kuni La Ira de la Bruja Blanca para PS3 (el juego de Nintendo DS nunca llegó a España) y la obra de Akihiro Hino (director de Dragon Quest VIII o de la saga Profesor Layton) se ha revalorizado. En su momento, Level 5 nos brindó un J-RPG (un juego de rol de estilo japonés) de desarrollo clásico y brillante ejecución. Un juego sobresaliente, que ha demostrado ser superior a su secuela (que apareció en PC y PS4 en 2018) en muchos aspectos.
Los elementos que hicieron de Ni No Kuni una obra tan especial abarcan el gameplay, la historia y también el apartado técnico, porque se trata de una combinación de talentos únicos.
En lo que respecta a la dirección artística, podemos disfrutar de los diseños de Studio Ghibli (los responsables de animes tan prestigiosos como La princesa Mononoke, El viaje de Chihiro o Mi vecino Totoro, bajo la dirección de Hayao Miyazaki).
Esto se traduce en una recreación de personajes adorables, una naturaleza colorida y exuberante y criaturas llenas de carisma (empezando por nuestro acompañante, el duende Drippy). Si conocéis alguna de sus obras, seguro que os suenan elementos como las escenas costumbristas en pueblos de estilo europeo, la importancia de la tecnología rozando con el steampunk o unos personajes con encanto, que transmiten sinceridad y fuerza interior; no en vano nuestro protagonista es Oliver, el niño al que llaman "el puro de corazón".
Otro elemento que regresa en Ni No Kuni Remastered es la banda sonora de Joe Hisaishi. Es el compositor de los temas que hemos escuchado en Nausicaa del Valle del Viento, en Porco Rosso y también en películas de imagen real como El verano de Kikujiro. Ha dirigido la orquesta filarmónica de Tokio para regalarnos unas melodías sensacionales, que no han dejado de emocionarnos en todo este tiempo.
El segundo pilar sobre el que se levanta el RPG es la historia. Puede que parezca un argumento convencional (el tema de las madres enfermas y el papel heroico de un niño para salvar el mundo -Ni No Kuni significa "el otro mundo"- es común en los animes). Pero está narrado con buen pulso y es conmovedor, hasta íntimo cuando se lo propone. Es fácil que se nos escape una lagrimita en algunos momentos del juego. Los personajes están bien retratados y al repetir esta aventura, tantos años después, lo hemos disfrutado incluso más que la primera vez.
Por último, Level 5 nos ha devuelto un desarrollo clásico, pero muy robusto. Es cierto que Ni No Kuni era poco innovador, en particular si hemos jugado otros títulos de la compañía, como Dark Cloud o incluso los Yokai Watch, pero tiene magia. Esto se consigue ciñéndose al estilo más tradicional del género. Paseos por un mapa gigantesco y lleno de secretos, con ciudades y mazmorras que explorar (por supuesto, cada una de ellas con una "quest" y un enemigo final
Los elementos que hicieron de Ni No Kuni una obra tan especial abarcan el gameplay, la historia y también el apartado técnico, porque se trata de una combinación de talentos únicos.
En lo que respecta a la dirección artística, podemos disfrutar de los diseños de Studio Ghibli (los responsables de animes tan prestigiosos como La princesa Mononoke, El viaje de Chihiro o Mi vecino Totoro, bajo la dirección de Hayao Miyazaki).
Esto se traduce en una recreación de personajes adorables, una naturaleza colorida y exuberante y criaturas llenas de carisma (empezando por nuestro acompañante, el duende Drippy). Si conocéis alguna de sus obras, seguro que os suenan elementos como las escenas costumbristas en pueblos de estilo europeo, la importancia de la tecnología rozando con el steampunk o unos personajes con encanto, que transmiten sinceridad y fuerza interior; no en vano nuestro protagonista es Oliver, el niño al que llaman "el puro de corazón".
Otro elemento que regresa en Ni No Kuni Remastered es la banda sonora de Joe Hisaishi. Es el compositor de los temas que hemos escuchado en Nausicaa del Valle del Viento, en Porco Rosso y también en películas de imagen real como El verano de Kikujiro. Ha dirigido la orquesta filarmónica de Tokio para regalarnos unas melodías sensacionales, que no han dejado de emocionarnos en todo este tiempo.
El segundo pilar sobre el que se levanta el RPG es la historia. Puede que parezca un argumento convencional (el tema de las madres enfermas y el papel heroico de un niño para salvar el mundo -Ni No Kuni significa "el otro mundo"- es común en los animes). Pero está narrado con buen pulso y es conmovedor, hasta íntimo cuando se lo propone. Es fácil que se nos escape una lagrimita en algunos momentos del juego. Los personajes están bien retratados y al repetir esta aventura, tantos años después, lo hemos disfrutado incluso más que la primera vez.
Por último, Level 5 nos ha devuelto un desarrollo clásico, pero muy robusto. Es cierto que Ni No Kuni era poco innovador, en particular si hemos jugado otros títulos de la compañía, como Dark Cloud o incluso los Yokai Watch, pero tiene magia. Esto se consigue ciñéndose al estilo más tradicional del género. Paseos por un mapa gigantesco y lleno de secretos, con ciudades y mazmorras que explorar (por supuesto, cada una de ellas con una "quest" y un enemigo final
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