Marcelo, de 46 años, ha declarado hoy ante el juez después de confesar que había matado a su mujer. La investigación apunta a que murió mientras su marido, veterinario, le estaba practicando una liposucción clandestina y descuartizó el cadáver. Luego llamó a la empresa que suele incinerar a los animales que sacrifican en su clínica. Para que no sospecharan dijo que en las bolsas había un perro de gran tamaño. Todo ocurrió la noche del jueves santo. Marcelo confesó la muerte tras las preguntas insistentes de sus hijos sobre el paradero de su madre. El acusado insiste en que no mató a su mujer, sino que se la encontró muerta después de haber ingerido una gran cantidad de pastillas.
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