Este sábado, el féretro del Nobel José Saramago ha llegado al Ayuntamiento de Lisboa, donde miles de personas le rinden homenaje. El Gobierno portugués ha declarado dos días de luto tras la muerte del escritor. Una gran foto de Saramago preside la capilla ardiente, instalada durante los dos próximos días. Las interminables colas en el exterior del edificio municipal dan una idea del cariño que el pueblo portugués conserva hacia la figura del premio Nobel. Coronas de flores, velas e incluso versos para despedir a una de las grandes figuras del realismo mágico y la crítica política. En el cortejo fúnebre que acompañó el cuerpo de Saramago iban la ministra lusa de Cultura, Gabriela Canavilhas, que viajó a Lanzarote para repatriar los restos, la viuda del escritor, la periodista española Pilar del Río, la hija del matrimonio anterior de Saramago y varios familiares y amigos muy cercanos. En la capilla ardiente cientos de ciudadanos han hecho fila para pasar ante los restos del Nobel, custodiados por una guardia de honor y rodeados de varias coronas de flores.
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Creatividad