Dar clase en España se ha convertido en un difícil y peligroso ejercicio. Aumenta la agresividad de los alumnos frente a los profesores. Y lo peor es que, según denuncian los propios docentes, esa falta de respeto que conduce a agresiones se detecta a edades cada vez más tempranas. El 40 por ciento de las denuncias van dirigidas a niños de primaria.En un aula de secundaria un alumno insulta a su profesora hasta que la echa de clase. El resto de alumnos aplaude. Es una de las situaciones típicas de violencia contra profesores. pero el fenómeno se agrava. Cada vez los agresores son más pequeños, el cuarenta por ciento de las llamadas al teléfono del defensor del profesor son de docentes de primaria.No sólo les restan autoridad sino que también acosan. Una de cada cinco llamadas denuncian agresiones de padres a profesores y además amplifican las amenazas a través de Internet. El reconocimiento de la autoridad pública o los acuerdos de convivencia en los centros, según los docentes son buenas herramientas, pero no suficientes.
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