Francisco Bassim es un artista plástico venezolano, quien en los últimos 10 años ha tenido como parte de su línea de trabajo realizar obras en las que se critica la situación política y económica en la que se encuentra su país debido al modelo adoptado y al régimen instaurado por Hugo Chávez, y continuado por Nicolás Maduro.
Uno de sus trabajos recientes, y que se hizo viral en redes sociales, es la CLAPtera, que se inspira en una cartera de mujer de la firma Prada, pero hecha con los restos de cartón de una caja de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP por sus siglas), que ha sido la forma como el gobierno de Maduro ha llevado adelante la distribución de alimentos y al mismo tiempo imponer un control político sobre la población de bajos ingresos.
Bassim, con su obra “Gran interior”, fue uno de los tres artistas que representó a Venezuela en la Bienal de Venecia en 2011, justo el año que se celebró el bicentenario de la Independencia del país; pero después que concluyó esta exhibición su obra no escapó a la censura que también se impone en los museos venezolanos, que están bajo la tutela del Ministerio de la Cultura, y cuando le correspondió la exhibición hubo rechazo dentro del chavismo y eso le costó el cargo al director de la Galería de Arte Nacional en Caracas para ese momento.
“Me sabotearon la exposición por ser escuálido”, acusa Bassim. “El arte está secuestrado desde hace mucho tiempo y tan sólo hay que entrar a los museos para darse cuenta”, acota.
La polémica y la viralidad en redes estuvo presenta en sus obras “Con el rancho en la Cabeza” o la serie collages donde se ven imágenes de la personas comiendo basura en Caracas junto con los diseños de los nuevos billetes emitidos por el Banco Central de Venezuela u obras clásicas.
Denuncia que ha recibido amenazas por seguidores del chavismo, e incluso de seguidores de la oposición. Frente a eso responde: “Miedo tengo, pero el mayor miedo que tengo es dejar de mostrar lo que pasa en Venezuela”.
Uno de sus trabajos recientes, y que se hizo viral en redes sociales, es la CLAPtera, que se inspira en una cartera de mujer de la firma Prada, pero hecha con los restos de cartón de una caja de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP por sus siglas), que ha sido la forma como el gobierno de Maduro ha llevado adelante la distribución de alimentos y al mismo tiempo imponer un control político sobre la población de bajos ingresos.
Bassim, con su obra “Gran interior”, fue uno de los tres artistas que representó a Venezuela en la Bienal de Venecia en 2011, justo el año que se celebró el bicentenario de la Independencia del país; pero después que concluyó esta exhibición su obra no escapó a la censura que también se impone en los museos venezolanos, que están bajo la tutela del Ministerio de la Cultura, y cuando le correspondió la exhibición hubo rechazo dentro del chavismo y eso le costó el cargo al director de la Galería de Arte Nacional en Caracas para ese momento.
“Me sabotearon la exposición por ser escuálido”, acusa Bassim. “El arte está secuestrado desde hace mucho tiempo y tan sólo hay que entrar a los museos para darse cuenta”, acota.
La polémica y la viralidad en redes estuvo presenta en sus obras “Con el rancho en la Cabeza” o la serie collages donde se ven imágenes de la personas comiendo basura en Caracas junto con los diseños de los nuevos billetes emitidos por el Banco Central de Venezuela u obras clásicas.
Denuncia que ha recibido amenazas por seguidores del chavismo, e incluso de seguidores de la oposición. Frente a eso responde: “Miedo tengo, pero el mayor miedo que tengo es dejar de mostrar lo que pasa en Venezuela”.
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