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Barcelona, 10 ene (efesalud.com). La doctora Carmen Sala Salmerón, ginecóloga y obstetra de la Clínica Gine-3 de Barcelona, nos presenta en este videoblog a una paciente con endometriosis, Anaís, una joven de 35 años que sufre regularmente esta patología imprevisible, dolorosa y cruel, que amenaza con quitarle el mayor deseo de su vida: quedarse embarazada y dar a luz a su bebé.

Anaís está diagnosticada desde hace años. La endometriosis afloró cuando las células que envolvían su matriz empezaron a desarrollarse en la zona pélvica. Esta enfermedad silenciosa asalta los ovarios, los intestinos, la vejiga urinaria, el recto o los ligamentos uterinos; incluso llega al hígado y a los pulmones.

Afecta durante la vida reproductiva a más de 150 millones de mujeres en todo el mundo, y su evolución es siempre sorprendente, imprevisible. Causa dolores, a veces muy agudos, sangrados periódicos más o menos abundantes y problemas serios de infertilidad.

De hecho, una de cada tres mujeres con endometriosis tiene dificultades para quedarse embarazada y un 25% es infértil. La endometriosis, quizá de origen genético, está emparentada con la disminución de la reserva de ovocitos y con una peor calidad de los mismos.

Por tanto, son muchos y valiosos los motivos por los que las mujeres no pueden quedarse paralizadas ante la endometriosis, a modo de pose estilo "mannequin challenge".

"El éxito de la lucha contra esta patología se encuentra en el diagnóstico precoz. Las chicas tienen que acudir a su ginecólog@ después de la menarquia, cuando sientan un dolor injustificado en la zona pélvica a cualquier hora, antes y durante la menstruación, mientras efectúan la deposición o en sus relaciones sexuales, llegado el caso".

Se suele detectar entre los 25 y los 35 años de edad, bastante tiempo después de su aparición. Está infradiagnosticada.

"No hay que esperar -señala la doctora Sala-. La revisión temprana conduce a un mejor pronóstico, aunque la endometriosis no se pueda curar, y a un alivio generalizado de los síntomas en la mayoría de los casos".

Esto mismo sucedió con Anaís. Ella no sabía qué era la endometriosis. Solo había oído hablar "un poquito" de la enfermedad silenciosa de las mujeres.

Después del diagnóstico recibió terapia hormonal para controlarla. El dolor crónico afectaba a su estado de ánimo, a sus relaciones de pareja, a su trabajo... a su calidad de vida diaria.

"La terapia hormonal no es agradable, por los efectos secundarios que conlleva, pero ayuda a aliviar el dolor y controla la enfermedad, que está ahí, haciendo de las suyas constantemente".

Más tarde fue necesaria una primera intervención quirúrgica, con técnica laparoscópica, con el fin de eliminar los tejidos dañinos.

Tras un tiempo de paz y tranquilidad, la endometriosis volvió a las andadas. Anaís y la doctora Sala están valorando realizar una segunda cirugía mínimamente invasiva.

"De repente noté unos fuerte dolores y supe que algo se había torcido. Ha vuelto la temida endometriosis y han regresado todos los miedos y temores que me comían por dentro años atrás. Ahora tengo rabia e impotencia, ya que la enfermedad estaba muy bien controlada".

Pero no es el dolor lo que más le preocupa a esta joven mujer. Su principal objetivo es que la endometriosis no le quite su deseo más íntimo.

"Ser madre es fundamental en mi vida y la endometriosis me da pánico porque sé que es una causa de infertilidad o que genera problemas serios para quedarte embarazada. Vivo con angustia", asegura.

El papel de los médicos, como Carmen Sala, cobra todo su sentido humano en los momentos de mayor zozobra. Anaís lo reconoce.

"Tú has hecho mucho por mí, sobre todo porque yo soy muy pesada, ya que tengo miles de dudas y preguntas, y porque la confianza que tengo en ti es esencial para sobrellevar la endometriosis. No solo eres mi ginecóloga y mi doctora, sino que eres mi psicóloga. Mis miedos y mis angustias no me afectan tanto porque estás a mi lado. Sin ti sería más difícil".

Son palabras que dejan congelada la sonrisa de cualquiera, máxime en una ginecóloga, en la doctora Carmen Sala Salmerón.

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